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Jennie caminó sigilosamente para no ser vista por ninguna de sus maestras, era la hora de su receso y sabía que los niños más grandes también estaban en el suyo así que sin perder tiempo caminó a la parte trasera de la escuela con su lonchera aferrada a su mano sin yeso, su corazón palpitaba fuerte por la adrenalina, solo le tomó un par de segundos llegar detrás de los árboles y los arbustos que era el límite del patio de juegos.

Jennie suspiró aliviada al ver que nadie la había atrapado en su escape, se sentó en el césped y abrió su lonchera sacando el cartón de jugo de manzana y el bocadillo que aquel día Jennie había preparado para ella.

-¿Qué haces?- preguntó una voz sorprendiéndola desde atrás

-Estaba sacando mi comida- respondió tímida

-Pensé que ibas a esperarme- dijo la pequeña pelinegra sentándose a su lado- hoy mamá Freen me hizo fruta picada antes de irse a su trabajo

-Yo tengo un sándwich de mantequilla de maní y mermelada de uva- dijo sonriente

-Podemos compartir si quieres- habló Lisa sentándose en el césped junto a Jennie

-Si- dijo simplemente mientras asentía con la cabeza

Ambas pequeñas se sentaron a comer una junto a la otra, era el segundo día que lo hacían, Lisa usó la excusa de que era para cuidarla sin embargo había más detrás de eso, la pelinegra le gustaba mucho su nueva amiga y quería compartir con ella todo el tiempo posible.

-Hoy voy a ir con mami Becky a comprar tu regalo de cumpleaños porque mamá sale tarde del hospital así que no puede acompañarnos- explicó la pequeña llevándose una uva verde a la boca, Jennie sonrió y asintió con la cabeza- ¿Qué te gustaría de regalo?- preguntó

-No lo sé aún- dijo sincera

-Pues buscare algo lindo que te guste- Jennie la miró durante unos segundos en silencio

-¿Tú eres mi amiga solo porque tus mamás te lo pidieron o por qué de verdad quieres serlo?- cuestionó entrecerrando los ojos

-Al principio mamá y mami me dijeron que debía ser educada contigo pero eso no importa porque desde que te conocí supe que debía estar contigo y voy a cuidarte- respondió de lo más natural

-Gracias

-No me las des, lo hago porque siento que es lo que debo hacer- Jennie le regaló una sonrisa- ahora vamos está por tocar la campana y si no nos ven nos pueden regañar

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Al fin era el día de la fiesta, Jisoo estaba más que nerviosa, todo debía quedar perfecto para que le gustará a Jennie, ese era su objetivo aquel día, los decoradores corrían de un lado a otro en el jardín de la casa de Jiwon ultimando cada detalle, todo debía quedar perfecto, Jennie solo había querido invitar a un par de niños de la escuela y el resto sería adultos y familiares de la pelinegra quienes conocerían a la pequeña por primera vez.

Aquella mañana Jisoo despertó a su hija haciéndole cosquillas y llenándola de besos, luego desayunaron juntas en la habitación y partieron a casa de Jiwon donde estaban ultimando cada detalle, la pequeña tenía prohibido salir al patio trasero o mirar por alguna de las ventanas, Jisoo quería que aquello sea una verdadera sorpresa.

Jiwon ayudó a la pequeña a colocarse su vestido nuevo para la fiesta y a colocarse los zapatos, cuando al fin recibió la llamada de Jisoo sabía que era momento de llevarla fuera.

-¿Lista?- preguntó

Ambas bajaron cuidadosamente la escalera hacia el piso inferior, Jennie corrió hacia la puerta que daba al patio trasero y sin esperar más la abrió sin poder contener la emoción, todo el lugar ahora estaba transformado, todo era celeste con blanco, habían máquinas de palomitas de maíz, helado y algodón de azúcar, un castillo inflable estaba en una esquina del enorme jardín.

NO ME RENDIRÉ || CHAESOODonde viven las historias. Descúbrelo ahora