༻ Un vecino muy molesto. 𓈒ㅤ⋆ㅤ

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Giyuu encontraba que su vecino de al lado era muy ruidoso.
          Sanemi debe dejar de beber alcohol por un tiempo.

Esta era la cuarta vez en la semana que llamaba a la puerta que llevaba en la placa de metal el número "412" de su vecino de al lado, era altas horas de la madrugada, tenia que ir en la mañana a trabajar en la oficina y debe tener un sueño de al m...

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Esta era la cuarta vez en la semana que llamaba a la puerta que llevaba en la placa de metal el número "412" de su vecino de al lado, era altas horas de la madrugada, tenia que ir en la mañana a trabajar en la oficina y debe tener un sueño de al menos cuatro horas para no maldecir a toda la gente que se le cruzaba en su camino. Al infeliz se le ocurrió la maravillosa idea de prender su altavoz con música, deprimente, pero demasiado fuerte. Al parecer era una fiesta. Una muy solitaria si se le permite decir.

Tocó otra vez el timbre. Miren, no es la primera vez que discute con su vecino, era un tipo muy testarudo, terco y probablemente tenia problemas de ira, tiene una mala fama en el edificio por ser así, y a él, como el ser humano proclamado por la vecina de un piso menos, Kanroji Mitsuri, el más tranquilo del lugar, no puede aguantar un segundo más de un ensordecedor sonido constante. Nunca había tenido que molestar a alguien así, hace unos meses tenia otro vecino llamado Tanjiro, era un niño convirtiéndose en adulto
que quería vivir solo, lamentablemente no duró mucho, su salario en su panadería no le costeaba el alquiler. Definitivamente hubiera deseado tener a Kamado en vez de a este perro rabioso, como le apodaron los demás.

Abrió la puerta, dejando ver a un muy sonrojado y tambaleante peli blanco, con cicatrices en su rostro, la corbata mal puesta, parecía que tenía dos pies izquierdos. Se tapó la nariz por el fuerte olor a alcohol que emanaba su vecino.

— Bájale a la música. — Dictó frunciendo el ceño.

Su vecino alzó una ceja. ¿Por qué lo miraba como si el que estuviera mal fuera él?

— ¿Quién eres? No te conozco como para que me vengas a mandar. — Habló enojado, mientras se cruzaba de brazos.

Tomioka estaba harto, su poco sueño lo ponía de malhumor y este hombre no era más que un maldito insoportable. Él estaba intentando ser "amable" (Por más que sonara que no tenía pelos en la lengua) desde el principio y solo recibió quejas, peleas e discusiones. ¡Ni si quiera sabía su nombre!

— Soy tu vecino de al lado. Sólo bájale a la música y te dejaré en paz con tu triste vida.

— ¿¡Eh!? ¿Acaso estás diciendo que soy deprimente? Hijo de puta. — Cerró sus puños con furia.

¿Y a este que le pasa? Probablemente sea por los efectos del alcohol que lo haga ser tan.. ¿Cómo decirlo? Tan estúpido.

— Eres imposible. — Se dio la vuelta para marcharse, no haría más que empezar otra vez una de las tantas discusiones que ha tenido en el día con él. Prefería dormir con un tampón en el oído que intentar razonar con ese.

No dio ni un paso cuándo sintió una mano que lo apretó fuerte, para luego atraerlo y dejarlo inmovilizado. Agarrándolo por la cintura, dejando el brazo que sostenía en el pecho de los dos cuerpos, obstruido.

— ¿Estás loco? ¡Suéltame! — Trató de zafarse con un miedo intermitente.

— No. ¿Crees que te irás así sin darte una maldita paliza por lo que dijiste? Serías muy ingenuo.

Tomioka reaccionó si pensarlo mucho, su rodilla apuntó al estómago del peli blanco, haciendo que retrocediera dos pasos con los brazos en el lugar doloroso, para luego noquearlo con un golpe en su cuello.

Miro al cuerpo tirado de su vecino. ¿Esto contaba como homicidio?

Entró en pánico, las artes marciales que obligado por su padre a los quince años practico debido a su mala suerte en las calles de la ciudad habían funcionado por primera vez y realmente estaba preocupado por haber matado a su vecino. Era por acto de supervivencia. ¡Lo juro!

Cerró la puerta del departamento. Bien, tal vez haya roto un par de leyes pero ahora eso no importaba. Tiro con todas sus fuerzas al hombre y lo dejo caer en el sillón negro de la sala, tendría que esperar hasta que se despertará y rezaba por que no recordará nada de lo que había pasado.

— ¿¡Me noqueaste!? — Preguntó exaltado un peli blanco que se encontraba echado en la cama, junto a un peli negro un poco avergonzado.

— Fue un accidente.. intencional. — Intento justificarse Tomioka, mientras lo abrazaba — Lo siento, Nemi. Pero estabas borracho y entré en pánico.

— Me impresiona que no me hayas denunciado o algo así.. — Suspiro aliviado.

— ¿Por qué denunciaría a un vecino ruidoso que adoro? — Acerco su nariz a la mejilla de Shinazugawa, haciéndolo reír por las cosquillas.

— Bien.. te perdonaré la noqueada y la patada en el estómago solo por qué eres mi pareja ahora. — Se dio la vuelta, quedando cara a cara junto a Tomioka, quién sonreía con un leve rosa en sus pómulos.

Unos segundos tomaron prestados para admirar el rostro que le pertenecía la persona que más amaban en todos los universos existentes o si es que existían en ellos. Para luego reír por que tuvieron un inicio de su propia historia de amor un poco torpe y algo dolorosa pero que los dos sabían que tenía que ocurrir. Se acercaron para chocar sus frentes en un signo de afecto que ellos hacían en momentos especiales, como por ejemplo, este.

Si.. tal vez debieron comenzar con una cena romántica o el cruce donde sus miradas conectaran de amor y no de odio mutuo. Pero ellos se habían buscado en esas observaciones que al final de poco tiempo desviaban. Eran dos idiotas, pero unos idiotas que se amaban.

— Para la próxima seré yo quién te golpee.

— ¡Shinazugawa!

— ¡Estaba bromeando! ¡Lo juro! ¡Baja esa almohada!

Tercer One-Shot y esta vez fue uno medio ¿Raro? Realmente se me ocurrió la maravillosa idea de que estos dos se encontraran así

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Tercer One-Shot y esta vez fue uno medio ¿Raro? Realmente se me ocurrió la maravillosa idea de que estos dos se encontraran así. Vamos, del odio al amor hay un solo paso.. y para hacer una denuncia también.

999 palabras.
Gracias por leer.

Caracolas  | OS'S Sanegiyu      [ACTUS LENTAS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora