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El sábado amaneció gris y nublado, un reflejo perfecto del estado de ánimo de Heeseung. Desde su regreso del hospital, había luchado por seguir los pasos recomendados por la Dra. Kim para superar su amor unilateral por Jake. Sin embargo, el segundo paso resultaba ser el más difícil de todos: no autoculparse.

Para Heeseung, no autoculparse era como intentar respirar bajo el agua. Su vida entera había estado marcada por la culpa. Recordaba las primeras veces que fue culpado por cosas insignificantes: romper un jarrón en casa o lastimar a un compañero de juegos accidentalmente. Pero la tercera vez fue la que lo marcó de por vida. El abandono de su padre lo devastó y, de alguna manera, Heeseung se convenció de que también era su culpa. Desde entonces, cualquier pequeño error se sentía como un enorme peso sobre sus hombros.

Conocer a Jake había sido un rayo de luz en su vida oscura. Jake fue el primero en decirle que no tenía la culpa, que las cosas malas pasaban y no siempre eran responsabilidad de uno. Tal vez esa fue la razón principal por la que Heeseung se enamoró de Jake. Jake era su ancla, su voz de razón en medio del caos.

Pero ahora, se encontraba culpándose de nuevo, esta vez por no poder hacer que Jake lo amara. Esa culpa lo carcomía por dentro, haciéndolo sentir insuficiente e indigno.

El timbre de la puerta sonó, sacándolo de sus pensamientos. Abrió la puerta y allí estaba Jake, con una sonrisa y una bolsa de películas en la mano. —¡Hora de nuestro sábado de películas, Hee! ¿Estás listo?

Heeseung asintió, intentando sonreír. Aunque sabía que no podían hacer una pijamada, estaba decidido a disfrutar de la compañía de Jake sin la presencia constante de Sunghoon.

Se acomodaron en el sofá, y Jake comenzó a poner la primera película. Era una comedia, algo ligero y divertido para animar el ambiente. A medida que avanzaba la película, Heeseung se permitió relajarse un poco, riendo genuinamente en algunas escenas. Jake, siempre atento, notó el cambio en el ánimo de su amigo y sonrió.

—¿Ves? Sabía que esto te haría bien— dijo Jake, dándole un suave codazo.

Heeseung asintió, pero en su interior la batalla continuaba. ¿Cómo no culparse cuando su padre lo había dejado? ¿Cómo no culparse por no ser suficiente para que Jake lo amara? Sus pensamientos eran un torbellino de autocrítica.

Durante un descanso entre películas, Jake se levantó para preparar algo de comida. Heeseung lo observó desde el sofá, sintiendo una mezcla de amor y desesperación. ¿Cómo podía Jake ser tan perfecto, tan atento, y no verlo a él de la misma manera?

—Jake, ¿por qué siempre estás tan pendiente de mí?— preguntó Heeseung de repente, su voz apenas un susurro.

Jake se giró, sorprendido por la pregunta. —Porque eres mi mejor amigo, Hee. Me preocupo por ti y quiero verte bien. Eso es lo que hacen los amigos, ¿no?

Heeseung asintió lentamente, sus ojos llenos de tristeza. —A veces siento que no merezco todo esto. Que no merezco tu amistad.

La tarde había transcurrido entre películas y risas, como muchas otras tardes que Jake y Heeseung compartían juntos. Sin embargo, algo cambió cuando el teléfono de Jake vibró sobre la mesa. Un destello de emoción cruzó su rostro mientras revisaba el mensaje entrante.

Mientras tanto, Heeseung observaba a Jake con una mezcla de emociones. La pregunta que había estado en su mente durante tanto tiempo finalmente encontró el valor de salir.

—Jake, ¿alguna vez te cansarás de mí?— murmuró Heeseung, desviando la mirada hacia la pantalla de la televisión donde la película seguía reproduciéndose.

Jake dejó su teléfono a un lado y se giró hacia Heeseung, sorprendido por la pregunta pero aún más por la tristeza en los ojos de su amigo. —¿Cómo puedes pensar eso, Hee? Nunca me cansaré de ti. Eres mi mejor amigo, mi compañero de aventuras. Te quiero mucho, más de lo que puedes imaginar.

Heeseung inhaló profundamente, luchando contra las lágrimas que amenazaban con escapar. —Pero yo... a veces me canso de mí mismo. Me siento tan... imperfecto, tan insuficiente. ¿Cómo puedes no cansarte de alguien como yo?"

Jake se acercó más a Heeseung y tomó sus manos entre las suyas. —Heeseung, escúchame bien. Para mí, eres el ser más hermoso de la tierra. Tienes la mirada más hermosa y los ojos más hermosos que he visto. Eres la persona más increíble y perfecta que pude haber conocido. No hay nadie como tú.—

—Jake, ¿Puedo besarte?

—Hee...

—¿Puedo?

—Si...

Heeseung no supo de donde saco toda la valentía para decir tal cosa, o si realmente Jake quería, pero igual lo beso.

Fue un beso lento, suave y tierno, Jake le devolvió el beso.

También beso los labios de Heeseung.

Jake quería negar que no le estaba causando mil sensaciones y emociones diferente, que sus mariposas no estaban volando en su estómago, pero así era.

Le estaba siendo infiel a Sunghoon, pero ahora no importaba, porque estaba besando a Heeseung.

Jake tenía más en claro ahora aquello que dudo hace algunos años, le gustaba Heeseung.

El sonido del teléfono de Jake los hizo separarse.

La esperanza de Heeseung creció nuevamente. Y se sonrojo mucho una vez que Jake salió de la habitación. Heeseung no lo pensó mucho cuando quiso ir a abrazarlo, lamentablemente escucho la llamada de Jake.

Yo también te amo Hoon.

Jake nunca le había dicho que lo amaba, y eso porque no lo amaba.

—Me tengo que ir— Aclaro Jake —Debo ayudarle a mi madre en algo. —Heeseung solo asintió.

Heeseung se sentía mal y nuevamente se volvió a culpar, pues por su culpa Jake le había sido infiel a Sunghoon, y lamentablemente Heeseung no pudo cumplir el paso 2.





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