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Naruto por primera vez en mucho tiempo se encontró con una pared. Para su infortunio, el dueño de dicha pared no era nadie más que su propia mano derecha.

Matias por primera vez en siglos se enfermó. Aquello se pudo apreciar cuando el propio presidente ruso arribo a Alemania. Estaba claro que ambos debían recibirlo dado que, semanas antes, el castaño había sido recibido por aquel presidente con buena predisposición.

Ver al castaño con ojeras, la nariz roja y guardando distancia con sus colegas para no contagiarles lo que vendría siendo una gripe más, hizo que el propio Naruto se extrañe ¿habrá pasado tanto tiempo con Shion como para volverse tan débil de la nada? Para la foto, la sonrisa de aquel hombre tan temido, respetado e incluso, odiado quedo para la posteridad en el instante que este, ignoro el semblante del castaño dándole la mano y luego medio abrazando a este que, también compartió aquel gesto.

Naruto no quedo exento del saludo, sin embargo, lo que solía ser trabajo de Matias, ahora pasaba a ser trabajo de el. No es que no lo pudiese hacer, es que no estaba habido en la labor.

Dirigió al presidente, converso con él, socializo y paso a lo que en privado más importaba. Aquello era lo que Matias solía hacer. El tire y afloje era especialidad del castaño que, por lo general, donde trazaba la raya era donde quedaba el trato.

- bueno señores, estamos reunidos para lo importante – Vladimir hablo acomodándose en aquel sillón que, en estos instantes, podría ser vendido como una pieza invaluable de historia – nuestra gran alianza – este le sonrió a Matias que tenía sus ojos cerrados.

- secreta – El castaño acoto aquello al hombre que asintió.

- ese... deseo impasible de mantener las cosas en las sombras ¿recae en usted ministro Uzumaki? – curioso el presidente pregunto al rubio que asintió.

- vera... mi vice ministro es mi voz cuando sale a trabajar lejos del país – el hombre ruso asintió comprendiendo aquello – sus intereses, los míos, los intereses de esta gran nación... en particular, están alineados.

- ¿todos? – el hombre se sonrió - ¿incluso esta pieza de arte que me mando a buscar? – el ruso abrió su portafolios sacando aquella lanza.

El castaño soltó un suspiro, esperaba que aquello no fuese frente a Naruto que, curiosamente, actuó a favor de Matias – efectivamente – el rubio estiro su mano hacia la pieza que descansaba sobre las manos del ruso – incluso esto es de interés para nuestro pueblo.

- sabe, por algo como esto encontramos una gran red de trata de blancas... en parte debemos agradecerles – el hombre le entrego al rubio la punta de lanza.

- muchas de esas mujeres rondan la frontera – Matias tomo una carpeta oscura y se levantó del sillón más alejado – los hemos seguido con inteligencia hasta su país. También encontré la lanza por lo que, me venía bien dejarles el trabajo sucio a ustedes – la risa del ruso hizo que ambos muchachos sonriesen.

- cabrones – este negó divertido abriendo aquella carpeta oscura – este... - el hombre señalo con su mano rapidamente el espacio – la forma de tratar... con sus invitados ¿siempre es igual?

- ¿Por qué lo pregunta? – Naruto miro al hombre que con una pequeña sonrisa acoto.

- mi amigo en Venezuela acoto que hubo una amenaza de parte de su vice ministro – Naruto miro a Matias curvar su rostro – sin mencionar el incendio de cierto bar.

- yo no salí de mi habitación – el castaño se hizo el desentendido dejando la lanza sobre el escritorio del rubio - ¿bebe Whiskey?

- usted no se quejó del Vodka – el ruso asintió – sería una falta de respeto no aceptarlo – el castaño sirvió las copas – de presidente a presidente... en especial, entre aliados... dígame la verdad ¿a que aspira señor Uzumaki? – Matias miro al rubio que, conecto sus ojos hacia el castaño - ¿es confidencial? – divertido el hombre sonrió.

Eterno Mal (NaruHina)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora