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- Hola – Naruto entro a la oficina del castaño encontrándose a Matias sentado en su escritorio. Este no lo miro, se le notaban las ojeras aun debajo de sus ojos – Hola – nuevamente lo volvió a saludar, pero este no le contesto – Matias... - el castaño siguió firmando sus papeles sin prestarle atención para colmar la paciencia del rubio - ¿¡enserio!? ¡deja de ser tan histérico! ¡ya pareces mujer con el periodo!

- vete al cuerno – este se levantó y le tiro los papeles a la cara – ahí tienes tus contratos. Me voy. Suerte este fin de semana en las elecciones – el castaño comenzó a caminar y el rubio lo detuvo en la puerta. Ambos se miraron un momento y al final Naruto soltó un suspiro.

- escucha... perdón – este bajo su mirada – tienes razón, ya hablé con Candela, me pidió disculpas, me enteré que tuviste que trabajar sobre la marcha.

- ya... - Matias suspiro – tengo que hacerme cargo de otra cosas.

- la Libanesa – Naruto comento aquello – ya la mande a internar – Matias frunció su ceño – es un mes, puedes visitarla. Ahora no necesitas más trabajo – el miro directamente al rubio – tomate unas semanas, las que creas necesario – este bajo su rostro – bien hecho.

- lo que tu digas – Matias dio un paso adelante golpeando con suavidad el hombro del rubio y este estiro su mano hasta agarrar la muñeca de el frenándolo otra vez – Naruto...

- si estas harto de esto... solo debes decirlo – el castaño frunció su ceño – yo sé que no es lloriqueo, sé que te estas cansando y – el castaño se giró hacia él.

- a Santino le queda poco – al decir esto Naruto bajo su mirada – no me vengas con cansado y demás. Yo sé que lo sabes y me estas cargando de trabajo a propósito.

- pensé que... seria lo mejor – este murmuro soltándolo.

- ¿lo mejor? Tú te encamas con Hinata y a mí me mandas a solucionar problemas o mediar con corruptos para mantenerme entretenido. Naruto, quiero estar cerca de mi hijo. No soy un cachorro que tiene que quemar sus energías.

- ¿y Shion? – el castaño no dijo nada - ¿Qué hay con ella?

- ¿no te cansas de verla morir? – al hacer esa pregunta Naruto bajo su rostro – lo siento... yo... debo pensar dos veces antes de actuar. Me duele demasiado estar cerca de ella sabiendo que otra vez se ira.

- pero las podemos volver a esperar Matias...

- ¿y cuál es el punto de eso? – El rubio miro al castaño – la esperaras, la esperaras y la seguirás esperando... ¿para qué? ¿con que motivo? ¿con que motivo seguimos aquí? – Naruto lo observo fijamente – escucha... - el castaño aparto la vista tragando saliva – sí, lo admito... me gusta trabajar así, pero... estas no son las formas y menos los momentos – Naruto frunció su ceño – tengo mis prioridades... al igual que tú las tienes.

- ¿Qué... me estás diciendo?

- te estoy diciendo que, en este momento, intenta no cagarla. Necesito estar presente en otros lugares, al menos por estas semanas.

- Matias...

- nos vemos ministro – el castaño salió de la oficina. Al final, Naruto se quedó extrañado ante lo que ocurrió por lo que, miro aquellos papeles un momento ¿Qué... mierda paso?

Esa pregunta lo golpeo todo el día, pensó en ello durante lo que quedo del mismo y obvio, poco ayudaba saber que nuevamente aquel castaño se había vuelto a su casa y no contestaba ni las llamadas.

Por parte de ese castaño, el que haya tirado su celular en su habitación y se haya ido a aquel hospital, propicio su "desaparición". Su hijo, el ultimo que le quedaba con vida, estaba rozando la muerte en ese momento, esta lo estaba reclamando y vaya que había vivido demasiado.

Eterno Mal (NaruHina)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora