Zayn
Siempre he sido muy popular. No importa lo lejos que viaje en mis recuerdos, siempre me veo rodeado de amigos. Y chicas. Montones y montones de chicas. Chicas risueñas en el colegio que, mientras el profesor miraba a la pizarra, me pasaban notitas de papel preguntando: «¿¿¿te gusto???». Chicas en el instituto que luchaban por mi atención y hacían cola durante horas para enrollarse conmigo en el campo de lacrosse.
Y en la universidad... Prefiero no hablar de la universidad. Yo creía que conocía el significado de magnetismo masculino antes de venir a Briar, pero estos últimos tres años han superado incluso mis propias expectativas sobre mi atractivo sexual. Cuanto más mayor me hago, más les molo a las mujeres.
Así que sí, no me sorprende que Perrie se lanzara a mi cuello anoche. Lo supe en cuanto me dijo que tenía unos pezones perfectos.
Pero la cara de asco total de esta mañana cuando se despertó en mi cama... Eso es nuevo.
—El puto Corsen no habría sido capaz de parar un disco ni aunque hubiera ido a dos kilómetros por hora en línea recta hacia él.
Las quejas de mi compañero de esquipo me sacan de mis pensamientos y me hacen reprimir un gemido. Mi protegido, Hunter, no parece entender el protocolo a seguir en los bares. Al bar no se va a lloriquear y quejarse por un partido de hockey. Al bar se va a intentar meter. Punto.
Pero el chico está en primero y solo tiene dieciocho años. Algún día aprenderá.
—Tronco, el partido fue hace dos días —le digo—. Asúmelo ya.
Observo el bar en busca de Tucker, pero mi compañero de habitación no se ha presentado todavía. La gente que llena el bar esta noche es sobre todo gente del hockey. Varios de mis compañeros de equipo, un montón de seguidores y un desfile de chicas fanáticas del equipo ligeras de ropa: nuestras conejitas. No pocas miradas femeninas apreciativas revolotean en nuestra dirección, pero Hunter no parece darse cuenta de ninguna.
Sus rasgos están tensos y apenas ha tocado su bebida.
—Es por tu culpa, ¿sabes? —Hay un tono de acusación en su voz—. Ni siquiera quería jugar este año, pero tuviste que convencerme. Podría haber acabado mi carrera como el delantero estrella del equipo del instituto mejor clasificado del país. Y ahora no soy más que el extremo izquierdo anónimo de un equipo que se está yendo a tomar por culo.
Bebo un sorbo de mi cerveza.
—¿Alguien te ha dicho alguna vez que eres un mal perdedor?
—No me jodas, tío. Como si a TI te molara perder.
—Por supuesto que no. Pero también sé que ganar no lo es todo. Ah, y por cierto, aplícate lo de ver la paja en el ojo ajeno, etcétera, etcétera.
—¿Qué coño se supone que significa eso?
—Significa que en lugar de culpar a Corsen por dejar que le metieran tres goles, deberías concentrarse en el hecho de que no marcaste ni un solo gol. Esto no es el instituto, superestrella. La defensa de un equipo universitario no es tan fácil de derribar.
Duro, pero cierto. Y Hunter Davenport necesita oírlo. El entrenador ha sido condescendiente con Hunter en los entrenamientos porque, aparte de Garrett, es el único extremo de la selección con opciones de excelencia. Pero a diferencia de Garrett, Hunter tiene una gran debilidad: el exceso de confianza. El chaval piensa que es el próximo Sidney Crosby.
—¿Estás diciendo que no soy lo suficientemente bueno para jugar a este nivel? —No es rabia lo que transmite la expresión de Hunter, es angustia, algo que solo pone de manifiesto su mayor fortaleza: siempre está tratando de mejorar.
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Adicto a Ti (Zerrie Adaptación)
FanficSinopsis: Si la quiere, tendrá que ganársela Perrie Edwards está en medio de una crisis. Se acerca la graduación y todavía no sabe qué hará con su vida cuando termine la universidad. Además, acaba de dejar a su novio tras cuatro años de relación. Sa...