Franz le promete a su padre, el señor Kim, vengar el asesinato de su hermano mayor con el único propósito de ganarse su aprobación. Pero sus planes salen mal cuando Jeon Jungkook, el asesino en cuestión, la captura, pues desatan una terrible atracci...
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La noche alberga una terrible tormenta. Las ramas de los árboles se impactan incesantes en contra de los ventanales de la casa creando una atmosfera casi terrorífica que le hace honor al regreso de mi padre, el señor Kim Seokgun, líder de la familia criminal "Kim" en Seúl.
Estuvo un par de meses en Estados Unidos, su objetivo era encontrar y traer consigo el cuerpo de mi hermano mayor, Kim Seokjin, quien fue asesinado brutalmente en manos de Jung Hoseok, el heredero de la fortuna del señor Park.
Karim, mi mejor amigo, hace reverencia junto al resto de los hombres que trabajan para mi padre, después me golpea con el codo con la intensión de que lo imite y así lo hago.
—Padre, ¿encontraste a Jin? —Me acerco hasta él en el recibidor.
Mi progenitor se retira el impermeable y después los zapatos. Detrás de él ingresan cuatro de sus hombres con caras que no me gustan para nada y sobre todo sin señales del cuerpo de mi hermano mayor.
—Franz, esos cabrones lo desaparecieron, no hay rastro de tu hermano y por lo tanto, no hay cuerpo que velar, el alma de mi... de mi pobre hijo... nunca descansará en paz. —La pesadumbre lo invade.
Llevo las manos a mi boca, desconcertada y preocupada por lo que pueda pasar a partir de ahora.
Kim Seokjin era el orgullo de mi padre, su favorito, no solo por ser el varón, sino porque Jin se hizo respetar entre los mafiosos más sanguinarios de todo Corea, incluyendo a Park Jimin, gracias a sus múltiples habilidades de pelea y negociación. Según mi padre, era un hombre inteligente, estratega y un hijo de puta que no le tenía miedo a nada. Yo tengo una opinión diferente.
—Ese maldito de Hoseok va a pagar haberse metido con lo que más quiero en este mundo —Murmulla rabioso, caminando de prisa rumbo a su despacho.
Karim y yo lo seguimos pero Leo, su hombre de confianza, nos rebasa pasando por en medio de nosotros con cierto desdén.
—Señor, lamento mucho tener que contradecirlo en un momento como este pero me temo que Jung Hoseok no fue el responsable de la muerte de Jin.
Mi padre se detiene justo antes de llegar a su silla, se da media vuelta y con un rostro severo lo incita a seguir hablando.
