❤️‍🔥 Epílogo ❤️‍🔥

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Aquella tarde no fue la última vez que tuve contacto con Dae, pues cuando le conté que Franz y yo nos casaríamos en las vegas, se ofreció a ayudarme en lo que necesitáramos

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Aquella tarde no fue la última vez que tuve contacto con Dae, pues cuando le conté que Franz y yo nos casaríamos en las vegas, se ofreció a ayudarme en lo que necesitáramos. Y le tomamos la palabra, pues ni Franz ni yo teníamos un carajo de idea de por dónde empezar.

Dae nos ayudó con los trámites y permisos que necesitábamos, también a elegir un vestido para mi mujer y a elegir mi smoking.

Todo lo resolvimos en menos de una semana, pues será algo muy sencillo. Ahora solo falta el paso más importante; casarme con la mujer de mi vida.

Me hubiera gustado tener aquí a mis hermanos, sobre todo a Hoseok y a la misma Dae, pero les resultó imposible acudir. Aunque sospecho que Hoseok no quiere volver a verme, ni siquiera quiso escucharme cuando me recibió aquella tarde en su casa, no lo culpo, esta en todo su derecho.

Franz no deja de mirarse en uno de los espejitos de la sala y yo no dejo de mirarla a ella. Le sienta muy bien el color blanco porque parece un ángel.

 Le sienta muy bien el color blanco porque parece un ángel

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—Deja de mirarme así, me pones el doble de nerviosa, Jeon... —Suplica mordiéndose las uñas.

La capturo entre mis brazos y le robo un beso corto. —¿Por qué estas tan nerviosa?

—Que tal si te arrepientes... que tal si en vez de decir "si acepto" dices "no, ni loco me meto en esto"

—Has descubierto mi malvado plan... —Finjo decepción y ella se ríe aun con nervios— ¿Cómo podría decirle que no a la única mujer que me hace feliz?

Se me cuelga del cuello, respirando despacio sobre mi nariz. —No lo sé, que tal si mis defectos te hacen dudar...

—No lo creo, sabré lidiar con tu mal humor de las mañanas, con tus ganas de discutir por todo, con tu terquedad...

Rueda los ojos. —Si no fuera nuestra boda, te pondría en tu lugar.

—Si no hubiera un juez detrás de nosotros, te daría duro sobre la alfombra nupcial.

Se carcajea con ganas. —Estás loco...

—En cinco minutos inicio con la ceremonia, muchachos. —Indica el juez del condado, acomodando sus cosas sobre el escritorio— pueden ir llamando a los testigos.

My time (Libro II Serendipia)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora