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20 de Diciembre de 1965.

Las risas abundaban en la mansión Black. La matriarca leía un libro en el jardín junto a su hijo menor, mientras observaba de reojo con receloso a sus dos hijos correr por la nieve.

—¡Sirius!

Walburga cerró el libro centrándose en los niños. El mayor de ellos le hacía cosquillas a la única niña y esta se reía a carcajadas intentando soltarse. Regulus, el más reservado de los tres los observaba de brazos cruzados, odiaba el hecho de que Sirius se robara a su melliza.

—Debiste darle una melliza a Sirius. Así no me robaría a la mía.

—Aprende a compartir a tu hermana, Regulus —su madre lo miró con diversión en sus ojos.

Regulus Black bufó cruzándose de brazos.

Por otro lado, la pequeña de cuatro años miraba a su hermano con una sonrisa que al mayor le daba ternura.

—Deja de mirarme así —sonrió divertido—. Ya sé que soy guapo.

—Eres muy guapo —Halley besó su mejilla y Sirius se sonrojó levemente.

La matriarca de los Black los observaba detenidamente. Había notado un comportamiento extraño entre Halley y Sirius desde hace un tiempo. Eran más unidos de lo que ella había sido con sus hermanos, pero percibía una energía extraña. Aún así, los dejaba ser. A los tres... o al menos a sus mellizos.

—Sirius, ven aquí —lo llamó su madre. Este suspiró alejándose de Halley quien continuó jugando con Regulus—. ¿Qué pasa con Halley?

—Nada madre —el ojigris respondió confundido.

—He notado que la tratas... diferente.

Walburga Black sabía lo que sucedía. Lo comprendía a la perfección, y eso era lo que le aterraba en alguna parte de su ser.

—¿Diferente cómo? Sólo la trato como lo que es, una princesa.

—Ese trato no es tan fraternal —eligió ser directa y ruda, aunque por dentro su corazón se rompió un poco al serlo con su primogénito, ya que era al que le tenía un poco más de amor—. Y puede darse a una mala interpretación cielo.

—No es justo. Amo a Halley. Que soporten—el mayor bufó cruzándose de brazos.

—Lo sé. Y es por eso que debes aprender a amarla adecuadamente, como una hermana. ¿Lo entiendes? O de lo contrario habrá consecuencias para ti.

Sirius asintió distraído mirando a Halley reír junto a Regulus. Walburga comprendió de inmediato la mirada de su hijo mayor, sólo lo acababa de confirmar.

La estaba comenzando a amar como mujer, y le aterraba el hecho de que la menor ingenuamente lo amaba de igual forma o con mayor intensidad.

El único inconveniente es que, eran hermanos. Familia y sangre los unían. Y Walburga sabe bien como acabarían ellos si el mundo mágico se enterara de aquello.

La matriarca tomó a Sirius del brazo sin delicadeza y entró con él a la mansión, dejando al elfo doméstico del hogar a cargo de los menores.

—¡Suéltame! —el Black comenzó a forcejear con su madre, pero esta lo ignoró y lo llevó a su habitación encerrándolo con seguro y hechizos.

—No saldrás de aquí hasta que entiendas lo que te he dicho. ¿O quieres que Halley se vaya de aquí por culpa tuya?

El mayor de los Black guardó silencio, pero a los segundos la mujer oyó el llanto casi silencioso de su hijo. Estaba por entrar a abrazarlo, pero una mano envolvió su muñeca y le impidió girar el pomo de la puerta.

DOLLHOUSE | Sirius BlackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora