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Disenchanted to meet you.

24 de Diciembre de 1975.

Era el día de la fiesta en casa de los Potter. Halley había encontrado que ponerse, pero, si bien su madre le había dejado finalmente ir, eso no podía ser gratuito. Y ahí se encontraba pagando la ida a la fiesta, aunque estaba pensando seriamente en dar media vuelta y no ir a la dichosa fiesta.

—Madre, ¿Me habías llamado? —bajó las escaleras.

Seguía con la misma ropa de hace dos días. No le apetecía cambiarse al ser de Sirius. Se duchaba y volvía a su habitación, ya no salía ni se escuchaba su suave risa por los rincones de la mansión. Esta había vuelto a su frialdad habitual.

—Si. Tom, le presento a mi hija, Halley Black. Halley, él es Tom Riddle.

La pequeña de los Black lo veía enmarcando una ceja. No le agradaba su presencia. Aunque le hallaba algo que le era muy familiar.

—Encantado de conocerte por fin, Halley Black.

Walburga los veía con cautela. No confiaba en las intenciones de Tom Riddle con su hija.

—Diría que también, pero me enseñaron a no mentir —sonrió cortamente.

El pelinegro no pudo evitar el abrir ligeramente los labios sorprendido al oír su respuesta.

<<Que deja vu>>. Pensó Tom.

—Tom se quedará en la mansión una temporada. Como tú estarás aquí hasta que vuelvas a Hogwarts, le enseñarás todo el lugar.

—Bien.

Y regresó a su habitación.

Walburga guió al Riddle a la biblioteca. Ambos entraron y tomaron asiento.

—Halley tiene un aire bastante... peculiar —comentó Tom.

—Mi hija es única, e intocable. Espero comprenda esto —le expresó la mujer.

El Riddle soltó una risa irónica.

—No creas que no sé quién es ella, Walburga. Y por lo visto ella también lo va a notar en un tiempo.

—Joven Riddle, no voy a tolerar esa insolencia en mi propia casa —la Black se levantó molesta.

—Si no quieres que Halley se entere de la verdad vas a hacer exactamente lo que yo te diga.

Ninguno era consciente de que el mellizo mayor estaba oyendo todo. Y en definitiva no se guardaría nada.

Corrió escaleras arriba a tomar un pergamino y pluma, comenzando a redactar su carta.

Horas después. 8:00 p.m.

—¡Halley vamos ya! —Regulus entró impaciente a la habitación de su melliza.

La castaña se giró a verlo. Llevaba un vestido negro a mitad de sus muslos junto a unos zapatos del mismo color, el último collar que le regaló Sirius y unos aretes a juego. Como peinado llevaba un recogido sencillo. De maquillaje no llevaba nada más que un labial suave.

—Ya estoy —tomó su varita y enganchó su brazo con el de su hermano, quien llevaba un traje negro y camisa blanca, como siempre.

Ambos bajaron. Sus padres y Tom Riddle los esperaban abajo. Este último recorrió con la mirada a la castaña esbozando una sonrisa de lado, llevaba un traje negro por completo.

<<Maldito copión. Ni Regulus>>. La castaña se quejó en su mente. Odiaba el hecho de que ese sujeto buscara encajar con ella a toda costa. Lo ignoró olímpicamente viendo a su padre, quien la veía con una sonrisa nostálgica.

DOLLHOUSE | Sirius BlackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora