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Stay with me.

21 de Diciembre de 1975.

Todos los merodeadores se habían ido a sus casas por vacaciones de navidad. Ninguno se hablaba.

O bueno, no hablaban con Sirius. Ni siquiera Halley, quien ahora estaba en su habitación dormida ya que al ser vacaciones, elegía dormir hasta tarde y además dormía la siesta, y como no le decían nada era suficiente.

Eso, hasta que oyó un griterío abajo. Se quejó en voz baja antes de levantarse y tomar su bata azul. Bajó las escaleras mientras soltaba su cabello de la trenza que se había hecho por la mañana. Vio por una ventana de la sala y notó que ya era de noche. Durmió casi todo el día.

—¡Saca al traidor de mi vista Kreacher!

Halley los ignoró sentándose en la mesa.

—Arcturus.

—Alya —le correspondió el saludo cordial a su melliza.

Ambos cenaban en silencio mientras oían a su madre despotricar contra quien sea que le haya colmado la paciencia.

—Diez galeones a que sale cruciado —apostó el Black.

—Veinte a que sale ahora y con un avada bajo el brazo —le siguió Halley.

—¡Avada Kedavra!

Un desconocido salió de la biblioteca sujetando su varita a la vez que corría hacia la salida. Walburga salió enfadada detrás de él. Vio a los mellizos y pareció relajarse un poco. Ignoró al sujeto y se sentó con sus hijos.

Por su lado, Regulus le daba el dinero a Halley por debajo de la mesa.

—Niños.

—Madre —saludaron al unísono mientras comía. Ella negó mirando los puestos vacíos en la mesa.

—¿Y su padre?

—Viaje de negocios —contestó Regulus con la boca llena.

—Come bien maldito animal —lo regañó Halley dándole un golpe en el brazo.

—¡Madre!

Walburga negó comiendo su cena mientras leía el periódico.

—Halley mi vida, a la próxima dale con el periódico en la cabeza. Queda menos imbécil —sugirió dejando el objeto en la mesa.

—Si madre —sonrió felizmente la castaña.

—Gracias por tanta ayuda madre —soltó su mellizo con sarcasmo.

—Cuando quieras Regulus —habló Walburga con un deje de diversión.

El Black bufó. Ambas mujeres rieron mientras terminaban de comer.

—Cuanto las detesto de verdad.

—Nos amas —se burlaron las dos Black. Reg asintió de mala gana, pero sonrió cuando Halley envolvió sus brazos alrededor de él.

En ese momento bajó el mayor de los Black dispuesto a salir, pero como siempre, fue retenido por su madre.

—Creo recordar que tú estás castigado.

—Creo recordar que me importa una mierda —le dijo Sirius antes de ver a Halley. Esta borró la sonrisa mientras se levantaba.

—Si me disculpan, acabo de perder el apetito. Estaré en la biblioteca —la castaña se fue ignorando la mirada que la siguió hasta que se encerró en su destino.

—No sé que le hiciste a tu hermana para que esté enfadada —señaló la matriarca.

—Yo te digo. Traicionó su confianza —acotó Regulus recargándose en la silla mientras se cruzaba de brazos.

DOLLHOUSE | Sirius BlackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora