CAPITULO 1

499 22 2
                                    

Primera impresión

CHIARA

¿Algo peor que la muerte? Sí, definitivamente. Que te arruinen tu libro favorito, que pelees con tu novio, que te corten la tarjeta de crédito… y, por supuesto, tener que ir a casa de mi querido padre.

Al cruzar la reja de la mansión que dominaba la zona más exclusiva de Londres, sentí un nudo en el estómago. Mi madre fue la primera en acercarse, con los brazos abiertos y una sonrisa luminosa.

—¡Hermosa, cuánto has crecido! —me dijo, envolviéndome en un abrazo cálido y lleno de besos—. Te ves tan bella, cariño. ¡Alexei, mira a nuestra niña!

Mi padre estaba junto a ella, y aunque su rostro siempre parecía duro, noté un brillo especial en sus ojos.

—¿Estás feliz, papá? —le pregunté, con un tono mitad broma, mitad serio.

—Mucho, Chiara. Tenerte aquí es lo mejor que me pudo pasar —respondió, acercándose para darme un fuerte abrazo—. No sabes cuánto te extrañé.

Cerré los ojos y me dejé envolver por ese momento, recordando que, a pesar de todo, él era mi padre y lo amaba. Luego me acompañaron a la mesa del comedor, que estaba puesta como si fuese una celebración.

—¿Qué estamos celebrando? —pregunté, mirando los platos.

Mi padre dejó el tenedor en la mesa y se me quedó mirando, serio.

—Que vas a hacerte cargo del negocio familiar —dijo sin rodeos.

Al principio pensé que bromeaba, pero no. Su rostro seguía serio. Me reí con incredulidad.

—Papá, sabes que odio todo esto. No quiero tener nada que ver con el crimen.

—Chiara, sé que no te gusta —dijo él, mirándome con una mezcla de firmeza y tristeza—, pero este es nuestro mundo, y quiero que estés preparada. No quiero que, si algo me pasa, te quedes sola y sin protección. Tienes que aprender.

—Cariño, tu padre solo quiere lo mejor para ti —intervino mi madre, poniendo una mano en mi hombro—. Nos importa que puedas cuidarte y proteger lo que es nuestro.

—Yo no pertenezco a este mundo —respondí, frustrada—. Odio todo lo que implica y me niego a ser parte de esto.

Mi padre suspiró, aunque no estaba dispuesto a ceder.

—No te estoy pidiendo, Chiara. Esto es una orden.

—¿Y quién me va a obligar? —pregunté, cruzando los brazos.

—Yo… y mi socio —respondió.

—¿Usas a tus socios para manipularme? —repliqué con sarcasmo—. ¿Ya olvidaste cómo terminó el último?

—Créeme, este tipo es diferente. Te guste o no, vas a hacerlo.

Cansada y frustrada, dejé la mesa y subí a mi habitación. Cerré la puerta de un portazo, sintiéndome atrapada. Me desplomé en la cama y busqué mi teléfono. Llamé a Stiven, mi novio, buscando consuelo.

—¿Llamas para disculparte? —contestó con frialdad.

—Stiven… quiero hablar contigo.

—¿Hablar o disculparte? Porque si es lo segundo, ya estoy cansado de tus dramas, Chiara.

Ese comentario fue como una bofetada.

—¿Perdón? ¡Solo intento protegerte! —repliqué, enfadada—. Todo lo que hago es porque te amo y no quiero que arruines tu vida con malas decisiones.

DOMINIO [RISE #1] PAUSADO || Donde viven las historias. Descúbrelo ahora