Admirame con respeto
ALESSANDRO
La luz del amanecer se filtraba por las cortinas del penthouse cuando abrí los ojos. No era mi habitación habitual, pero después de lo que Chiara había pasado, no me sentía capaz de dejarla sola. Aunque había intentado mantener la distancia emocional durante tanto tiempo, verla tan rota, con la mirada perdida y el dolor pesándole en los hombros, había destrozado algo dentro de mí.
Me levanté con cuidado, tratando de no hacer ruido, y me dirigí a la cocina. Pensé en prepararle algo especial para el desayuno. Había notado que apenas comía últimamente, y eso no era bueno. Abrí la nevera y encontré algunos ingredientes básicos: huevos, leche, algo de fruta. No era mucho, pero sería suficiente.
Puse manos a la obra, batiendo los huevos mientras el aroma del café recién hecho llenaba el espacio. A medida que cocinaba, mi mente no dejaba de volver al momento en que la encontré en el hospital. El peso de todo lo que había ocurrido recaía sobre mí, pero sabía que, por mucho que doliera, no podía permitirme derrumbarme. Ella me necesitaba fuerte, sólido.
—¿Qué haces? —La voz adormilada de Chiara me sobresaltó. Me giré para encontrarla de pie en la entrada de la cocina, apoyada en las muletas que Rachel había traído anoche.
—Deberías estar descansando —dije, dejando el sartén a un lado y caminando hacia ella.
—Estoy cansada de descansar. Además, no podía dormir —respondió, encogiéndose de hombros.
—¿Te duele algo? —pregunté, observándola con atención.
Ella negó con la cabeza, pero sus ojos evitaban los míos, como si no quisiera admitir algo.
—Estoy bien, Alessandro. No te preocupes tanto.
Solté un suspiro, sabiendo que no iba a obtener más respuestas.
—Bueno, ya que estás despierta, siéntate. Estoy preparando el desayuno.
La ayudé a sentarse en uno de los taburetes de la isla, asegurándome de que estuviera cómoda. Mientras servía el café y los platos, me di cuenta de que estaba observándome en silencio, con una expresión que no podía descifrar.
—¿Qué? —pregunté, arqueando una ceja.
—Nada. Es solo que no te imagino cocinando.
Me reí entre dientes, colocando un plato frente a ella.
—Hay muchas cosas que no sabes de mí, Chiara.
—Eso es evidente —respondió, tomando un sorbo de café.
El desayuno transcurrió en un silencio cómodo, pero cuando terminamos, noté que estaba inquieta. Su mirada se desvió hacia su brazo enyesado y luego hacia su pierna inmovilizada.
—¿Pasa algo? —pregunté, frunciendo el ceño.
Ella dudó antes de responder, su voz apenas un murmullo.
—No puedo… No puedo bañarme sola.
Sentí un nudo en el estómago al escucharla. La vulnerabilidad en su tono me golpeó como un puñetazo.
—Está bien, Chiara. Puedo ayudarte.
—No, Alessandro. No puedo… —Se detuvo, su rostro enrojeciendo visiblemente—. Es vergonzoso.
—No tienes nada de qué avergonzarte —dije, mi voz suave pero firme—. Solo quiero ayudarte, ¿de acuerdo?
Ella asintió lentamente, evitando mi mirada.
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DOMINIO [RISE #1] PAUSADO ||
RomanceEl diablo tiene nombre. Alessandro Rossi es el jefe de la mafia italiana. Su socio le ha pedido que entrene a su hija. La joven, sin embargo, rechaza por completo ese mundo. A ella la obligan a aceptar. Ahora Alessandro debe lidiar con una aprendiz...