CAPITULO 2

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Entrenamiento

CHIARA

Cuando salimos, una camioneta negra con ventanas polarizadas nos esperaba en la entrada. Alessandro abrió la puerta trasera y me hizo una seña para que subiera. Me senté, cruzando los brazos y observándolo mientras él tomaba el asiento del conductor. Sin más, arrancó y comenzamos a alejarnos de la mansión.

Después de varios minutos de silencio, no pude aguantar más.

—¿Me vas a explicar de qué va todo esto? —pregunté, mi paciencia al límite.

Él me lanzó una mirada rápida por el espejo retrovisor antes de contestar.

—Es simple, Chiara. Hoy empezaremos con lo básico. Necesitas aprender a defenderte y a atacar si es necesario. —Su voz era fría, como si lo que dijera fuera la cosa más normal del mundo—. En nuestro mundo, o eres el cazador o eres la presa.

Lo miré con incredulidad.

—¿Te das cuenta de lo absurdo que suena eso? —respondí, pero en el fondo, sabía que había verdad en sus palabras.

La Central de Entrenamiento

Al llegar, me encontré con un enorme complejo industrial, completamente cerrado y con vigilancia en cada esquina. La central era imponente, llena de hombres de aspecto rudo entrenando en diversas áreas. Era como un centro de operaciones digno de una película de acción.

Alessandro salió del auto y me hizo una señal para que lo siguiera. Caminamos hasta una sala equipada con colchonetas, sacos de boxeo y armas de entrenamiento. No pude evitar sentir un ligero nerviosismo.

—Muy bien, Chiara —dijo Alessandro, sin dejar de observar cada detalle de mi expresión—. Aquí no vamos a jugar. Hoy empieza tu verdadero entrenamiento. —Se acercó a mí y me lanzó una mirada tan intensa que sentí un nudo en el estómago.

Intenté mantener la calma y no dejarme intimidar. Después de todo, no iba a darle el gusto de verme débil.

Durante la siguiente hora, Alessandro me sometió a una serie de ejercicios físicos que parecían diseñados para destruirme. Flexiones, abdominales, golpes en el saco de boxeo… Cada vez que me caía o mostraba signos de cansancio, él simplemente me miraba con una expresión implacable.

—¿Eso es todo lo que tienes, Chiara? —preguntó en un tono de burla después de que me desplomé en el suelo, exhausta.

—Si te interesa tanto verme sufrir, entonces sí, eso es todo —le respondí entre jadeos, tratando de recuperar el aliento.

Él sonrió, y por un instante, vi algo en sus ojos. ¿Era diversión? ¿Interés? No podía descifrarlo, pero sabía que él estaba disfrutando de mi desafío.

Después del entrenamiento físico, Alessandro me guió a una pequeña sala donde había armas de entrenamiento. Me entregó un cuchillo de práctica, y sin decir una palabra, se colocó frente a mí, en posición de combate.

—Vamos, atácame —ordenó, con una frialdad que me hizo dudar por un segundo.

—¿Estás bromeando, cierto? —pregunté, mirando el cuchillo y luego a él.

—¿Parezco alguien que bromee? —replicó, sin una pizca de humor.

Suspiré, sin saber si debería tomarlo en serio. Me lancé hacia él con el cuchillo, pero en un parpadeo, Alessandro me había desarmado y me sostenía inmovilizada contra su pecho, con una facilidad desconcertante.

—Demasiado lenta —me susurró al oído—. En el campo real, estarías muerta.

Su cercanía y su tono hicieron que se me erizara la piel, pero traté de mantener la compostura. Me liberé de su agarre, lanzándole una mirada furiosa.

DOMINIO [RISE #1] PAUSADO || Donde viven las historias. Descúbrelo ahora