III

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—Espera ¿Me estás diciendo que trajiste trabajo a casa? No solo eso, André, trajiste el trabajo a nuestra fiesta de compromiso, eso no se hace ¿Te gustaría que yo me sentara en la mesa y me pusiera a darle consulta a todos aquí? Tú tío tose como perro y dos de los meseros tienen cortadas en las manos, déjame ir a hacerles un chequeo médico y recetarles algún medicamento que necesiten.-Dije cruzando los brazos sobre mi torso, formé una mueca en mi rostro, estaba furiosa y no precisamente por su trabajo.

—Amor, no es lo mismo.-Se empezó a reír como si yo hubiera dicho alguna broma.-Sólo es un invitado más, hoy no hablaré de trabajo con el, ni con nadie, lo prometo, ahora iré a saludar a mis familiares que tengo meses sin verlos.

Besó mi frente y jalo mis brazos para poder dar un beso sobre mi mano y sin más se fue, me escabullí hasta encontrar a Jen. El aire me falta y la vista se me nublaba, caminaba débil recargándome en las paredes hasta que me encontré con mi soporte y le quite la copa de las manos tomándomela por completo.

—El está aquí, André lo trajo, me dijo que me quería presentar a alguien y al llegar a la puerta ahí estaba con su cara perfecta y ojos brillantes ¿Que rayos hace aquí?

—¿De quien hablas?

—Beck, Beck está aquí, firmará contrato con André, no se como se conocieron, pero esta aquí, en mi fiesta de compromiso, debe irse ahora.-Tomé una copa de vino de un mesero que iba pasando y la tomé al momento que Jen comenzó a hablar.

—¿Que es lo que te molesta Lexy? Dijiste que no pasó nada, le dijiste que te ibas a casar y te fuiste avergonzada ¿No?

El día anterior

—Si te vas a casar ¿Que haces aquí?.-Preguntó en tono frío mientras se apartaba, tenía esa mirada que yo tanto temía, era fría, hacia buen par con su voz.-Responde Alexandra

—¿Desde cuando te debo yo explicaciones? Solo íbamos a platicar ¿no? No hay razón para que te pongas así ¿Acaso tenías otra cosa en mente al invitarme?

—Sabes perfectamente que yo no soy así.

El suavizó un poco su voz, lo cual era bueno, siempre que me siento atrapada me pongo a la defensiva y mi tono de voz ataca sin piedad.

—Lo se, por eso no lo dije, no lo vi necesario, no le tome importancia, llevo 3 años saliendo con el, apenas me pidió matrimonio, es un lindo chico, trabajador, nunca esta en casa, pero es bueno... Supongo.

—¿Supones? No esperaría de ti que hablaras así del hombre con el que te vas casar.

—Tengo mucho que decir de él, pero tu presencia me impide pensar, siempre se me apaga el cerebro contigo cerca, fue un error venir, yo me voy a casar, no tengo nada que hacer con el amor de mi juventud.

Tomé mi bolso y caminé al sofá para tomar mis abrigo, apenas me di la vuelta el ya estaba frente a mi; miro al sillón y ambos tomanos asiento, yo un poco resignada, estaba ansiosa, todo mi cuerpo quería temblar y se reflejaba en mis piernas, él colocó su mano sobre mi muslo y me relaje un poco de manera física, porque mentalmente mil cosas pasaban por mi mente, André tomaba un avión camino a casa y yo estaba en la sala con otro hombre.

—Han sido años pesados, desde siempre mi vida a sido agotante y con el pasar de los días mis metas se veía casi inexistentes, hoy volví aquí por trabajo y pensé en buscarte, no sabía si ibas a responder o si seguías siendo tú, algo me dijo que te tenía que ver, nunca dejaste de apoyarme, aún cuando yo no estaba a tu lado y el estar aquí y no escucharte sería como dejar las cosas incompletas de nuevo, al principio fue difícil, yo estaba seguro que era la decisión correcta, pensé que avanzar en nuestros caminos por separado era lo mejor y lo sigo creyendo, pero algo me estaba gritando que te buscara, ya pasaron muchos años de lo nuestro, de verdad pensé que todo estaría bien.

Regresión Donde viven las historias. Descúbrelo ahora