❄︎//𝐎𝐧𝐞~𝐒𝐡𝐨𝐭//✰(𝐀𝐜𝐞𝐱𝐕𝐢𝐯𝐢)❄︎

9: Mi espos

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Ace y el Rey Cobra observaban con molestia aquella escena.

Vivi estaba siendo cortejada por un príncipe, uno que era dos cabezas más alto que Vivi, Ace, y un poco más hasta que el mismo Rey. La situación era incómoda, ya que el príncipe sabía que la princesa estaba casada; de hecho, ella llevaba a su hijo en brazos. Sin embargo, mientras caminaba, el príncipe la interceptó, sin darse cuenta aún de la presencia de Ace, quien prácticamente venía siguiéndola de cerca.

-¿No quire ir conmigo a un paseo hasta mi carruaje y luego hasta mi palacio? -Interrogo meloso, intentando hacerle ojitos a la joven madre.

-Muy agradecida por su prpuesta, pero no me sera posible, estoy a espera de~

-¿Que es mas importante que hacer negocios con el pueblo vecino? ¿Por que no hablamos de matrimonio?

—¡Ya se está pasando, señor príncipe! —gritó el Rey Cobra, haciendo que el bebé volteara a ver a su abuelo. Con solo 11 meses de edad, al niño le encantaba observar las caras raras de su abuelo—. ¿No ves que mi hija ya se encuentra comprometida en muchos términos?

Al asomarse, el bebé vio a su abuelo, pero también notó a su padre, quien no tenía la mejor expresión en ese momento. La mirada de Ace no estaba en él, sino en el príncipe, lo cual le resultaba inaceptable al niño. Merecía la atención plena de su padre en todo momento, así que decidió hacer saber su presencia y reclamar su atención con un fuerte llamado.

—¡Papi! —gritó el bebé, haciendo que todos lo miraran. Estaba orgulloso; no solo tenía la atención de su papá, sino también la de su madre, abuelo, los guardias presentes, y aquel señor.

—Hola, hijo... —saludó Ace de forma tenue mientras se acercaba a su familia. Vivi se giró a mirarlo, luciendo salvada y aterrada a la vez; Ace, en ese estado, era incontrolable... o bueno, lo era.

Cuando Ace estuvo a su lado, Vivi le cerró el paso y le entregó a su bebé, quien lo abrazó al instante. Ace pareció salir del trance en el que él solo se había sumido. El rey observó tranquilo el acto, aunque compartía el mismo temor por la vida del príncipe, quien aún esperaba recuperar la atención de la princesa.

—¿Ya acabaron? —preguntó Ace con firmeza, su mirada fija en el príncipe.

—¿Qué intenciones tienes con mi esposa y madre de mi hijo? —interrogó, tomando a Vivi de la cintura. Ella sonrió, un poco avergonzada por ese doble título.

—¿Esposa? —repitió el príncipe, mirando primero a Ace y Vivi y luego al Rey Cobra, quien asintió con una sonrisa. El rey debía admitir que tampoco le agradaba la forma en que ese príncipe le hablaba a su querida hija, con palabras tan tontas y baratas. Incluso Ace, quien era un pirata de nacimiento, era mucho más educado y dócil que lo que el príncipe demostraba ser. Obviamente, Ace siempre se dirigía a su hija como a toda reina se le debería hablar. Con el tiempo, el Rey Cobra le tomó cariño a Ace al ver cómo cuidaba tan bien de su familia, arriesgando su propia vida por ellos— Entiendo... ¿Entonces el acuerdo? —preguntó, curzando los brazos, pareció no entender el mensaje.

—¿Deseas que te recuerde lo que es~

—Suficiente. —Dijo vivi cubriendo la boca de su esposo, a quien le sonrió— Recuerda que tienes a un principe en brazos, no es correcto.

Ace asintió, retomó su postura y miró a su hijo, a quien le sonrió mientras lo acomodaba en sus brazos.

—Señor príncipe... —llamó Ace, sin apartar la mirada de su hijo—. La princesa, futura reina, madre del príncipe heredero, esposa y pirata de los Sombreros de Paja no se encuentra disponible para ningún compromiso con príncipes jirafas. ¿Le quedó claro?

El príncipe parpadeó, sorprendido ante la firmeza de las palabras de Ace, y comenzó a sentir el peso de las miradas a su alrededor, especialmente la del Rey Cobra, quien observaba con una mezcla de orgullo y diversión.

—¡No es bien visto que las princesas herederas anden con piratas! —gritó el príncipe—. Mucho menos con uno tan buscado por la Marina.

—¿Me está amenazando? —preguntó Ace, abrazando a su hijo contra su pecho.

—¿Me dejarás el camino libre o no? Pirata —replicó el príncipe con desdén.

Ace gruñó, miró a Vivi y luego al rey.

—Permiso para dejarlo inconsciente y sacarle un diente.

—Concedido —respondió el Rey Cobra con calma.

—¡No te vas a mover ni un centímetro, Portgas D. Ace! —intervino Vivi con firmeza, haciendo que Ace retrocediera un paso—. Es suficiente.

Ace suspiró, tratando de calmarse. La mirada severa de Vivi lo desarmó por completo; ella siempre sabía cómo frenarlo cuando estaba a punto de perder el control. El príncipe, notando la tensión en el aire, se dio cuenta de que había llevado las cosas demasiado lejos.

—Lo mismo digo yo... —murmuró Ace, tomando suavemente el brazo de Vivi y saliendo de la sala.

Vivi se sentía más tranquila; había evitado un gran problema entre su reino y el del molesto príncipe. Además, Ace no tendría que huir de la Marina por un tiempo, lo que les permitiría estar en paz algunos días más.

—Oye —la llamó su esposo, su tono más suave ahora que estaban fuera del alcance del príncipe.

Vivi lo miró, esperando a que continuara. Ace esbozó una pequeña sonrisa mientras acomodaba al bebé en su brazo.

—Gracias por detenerme —admitió Ace—. Estuve a punto de causar una guerra.

Vivi sonrió, acariciando la mejilla de Ace con ternura.

—Lo sé, Ace —respondió—. Pero estamos juntos en esto. Y siempre encontraremos la forma de mantener la paz... incluso si tienes que contenerte un poco más de lo habitual.

Ace soltó una pequeña risa y asintió, agradecido por tener a alguien como Vivi a su lado.

—Pero a la proxima vez que lo vea, le sacare los dientes y lo usare como red de peza, ¿Bien? —Le sonrió, besando sus labios— Eres mia Vivi, no dejare que te cases con nadie más por nada del mundo, ¿Quedo claro?

—Clarisimo.

Ace sonrió, besandola de neuvo.

—¿Que tal un castigo esta noche?

—Creí que tenia que ir a otro lugar, Amor~

—Esto es muchimo más importante.

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