0°. La psicología detrás.

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Mis ojos están ardiendo. Por supuesto, estoy fuera de mi zona de confort, incómodo, éste no es un lugar de mi exacto agrado lo sé. Me tengo que alejar de aquí antes de que el alcohol haga efecto y comience a recordar problemas pasados que ya no puedo resolver, al menos antes de comenzar a sentirme familiarizado con este ambiente.

Recorrí mi rostro con mis propias manos cuatro veces, en la esperanza de que la fatiga se fuera por acto de magia. Desafortunadamente, me siento inmóvil, y ahora, sólo puedo cerrar los ojos con fuerza.

Alguien tomó asiento a mi lado, mi nariz percibe un olor muy distintivo a frambuesas, dulce.

Pidió un Pink Panther hecho a base de Bacardí rosa. Yo ni siquiera estaba poniendo atención en lo que el anónimo estaba haciendo, no era de mi importancia, no hasta que terminó mi sesión diaria de disociación temporal. Mis ojos se sintieron curiosos por lo que mi nariz les decía, afortunadamente, cedieron. Quedé fascinado, al punto en que tuve que obligarme a despegar la mirada.

El chico está vestido en lencería rosa. La piel blanca; el mejor cuerpo que he visto, tan... Fue como si me endulzara, y vaya que lo amé. Tan etéreo como destruido, lo único que pude distinguir además de su clara y obsesiva belleza fueron las lágrimas que se estaban resbalando por sus mejillas. Sus pestañas comenzaron a humedecerse y soltar rastros de rímel, no importó porque parecía que incluso el maquillaje corrido por su rostro era parte de él plan.

Las luces se tornaron rosas. Le pidió al bar tender que alejara su bebida. Se levantó y subió a una de las tantas plataformas, en dónde bailó no más de diez minutos antes de bajar e irse.

Perdí su rastro, una completa lástima.

Tengo una tarjeta VIP ¿Por fin tendrá sentido todo el dinero que he gastado en tarjetas y cupones que apenas si recuerdo? No, yo iba a irme ¿Por qué pienso en esto?

Un chico lo llevó de la mano hasta el centro de todo este caos, subió las escaleras como si esos tacones no tuvieran unos dieciocho centímetros y en seguida; movió manos, piernas, brazos, cabello y cintura de la forma más atrapante que he podido apreciar.

Supongo que mi ensoñación fue tan evidente que, en algún momento, el hizo contacto visual únicamente conmigo, entonces recargó su cuerpo sobre el tubo de metal, comenzó a bajar mientras movía su cadera y abría sus piernas. Mi reacción no fue un misterio, mucho menos una sorpresa, no para él; Me vio por encima de su hombro antes de sonreírme y desaparecer, una vez más.

Por supuesto que no iba a quedarme así... ¿O voy a hacerlo?, ¿Es estúpido pagar un privado nada más para verlo bailar un rato?

Probablemente, pero pagué 18,000 para que me dejaran entrar a esa habitación por treinta minutos extras. Ordené chocolates, vino, cigarros, hielos y un montón de estupideces más que mi ansiedad no me dejará ingerir o utilizar, además: Solamente voy a verlo bailar.

Él entró a la habitación después de un rato. Me rodó los ojos y ni siquiera habló, se dedicó a encender un incienso y verlo consumirse por un rato- ¿Puedo saber tu nombre?

- Lee Felix.

- Es una pena, pero no estoy de humor, Felix- Crea una pequeña pausa que invierte en escanearme de abajo hacia arriba- Me enteré sobre cuánto pagaste por verme... ¿No te molesta que ya perdiste al menos tres minutos?

- Tenemos otros cuarenta y siete, Lilith- Sus cejas se ensancharon, cuestionando la estupidez que acabo de decirle.

- ... ¿Cómo conseguiste tanto tiempo?

𝗟𝗮 𝗺𝘂𝗲𝗿𝘁𝗲 𝗱𝗲 𝗲𝗹 𝗰𝗼𝗿𝗮𝘇𝗼́𝗻 𝗱𝗲 𝘂𝗻𝗮 𝗽𝘂𝘁𝗮.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora