Final

3 3 0
                                    

El encuentro con Michael y todo lo que descubrí esa noche quedó grabado en mi mente. Durante las semanas siguientes, no podía dejar de pensar en sus palabras y en la vida secreta de mi abuelo Simón. Había aprendido que, a veces, las personas más cercanas a nosotros llevan cargas invisibles, luchando contra sus propios demonios mientras intentan cumplir con las expectativas de los demás.

Esa conversación fue un punto de inflexión en mi vida. Me di cuenta de que no podía seguir viviendo para complacer a los demás, especialmente a mi padre. Empecé a explorar quién era realmente, sin las etiquetas y las expectativas que me habían impuesto. Con el tiempo, comencé a hablar más abiertamente sobre mis sentimientos y mi identidad con aquellos en quienes confiaba.

Un día, mientras paseaba por el parque, me encontré con Lucas. Era uno de los pocos conocidos que podía entender mi situación y decidí abrirme con él sobre todo lo que había descubierto.

—Lucas, hay algo que necesito contarte —le dije, mientras nos sentábamos en un banco bajo un árbol frondoso—. Descubrí muchas cosas sobre mi abuelo Simón y también sobre mí.

Le conté todo lo que había pasado esa noche en la casa de mi abuelo y cómo las palabras de Michael habían cambiado mi perspectiva. Lucas me escuchó con atención, sin interrumpirme.

Resultó que la actitud burlona que había tenido ese día conmigo no reflejaba quién era en realidad.

—Noah, siempre he sabido que eres especial —dijo Lucas con una sonrisa—. Y me alegra que estés encontrando tu verdadero yo. Estoy aquí para apoyarte, sin importar qué decidas.

Me di cuenta de que, a veces, las personas menos esperadas pueden ser tu mejor apoyo.

Además, Lucas o más bien Yuri, me explicó qué significaba ser "no binario".

Su apoyo me dio la fuerza para seguir adelante. Poco a poco, comencé a hablar con Teresa sobre lo que me pasaba. Fue una conversación difícil y llena de lágrimas, pero al final, ella me entendió y me dijo que me ayudaría a confrontar a papá si era necesario.

—De todos modos, siempre supe que eras mi hermana —me dijo antes de abrazarme.

También hablamos con María para que nos apoyara. Fue más difícil hablar con ella, ya que era la más fiel a Mónica, pero terminó entendiendo que yo no merecía sufrir más.

Finalmente, el día llegó. Una tarde, mi padre estaba en casa y estábamos en medio de una comida familiar en la que también estaban Lucas, es decir, Yuri, y la tía Laura. Decidí ir al grano y ser sincera. Le dije a papá que ya no iba a fingir ser un chico solo por él.

Prefiero no decir todos los insultos que recibí por parte de Mónica; ella parecía una bomba que había esperado mucho tiempo por estallar. La tía Laura se sorprendió mucho al darse cuenta de que yo en realidad era una chica, pero decidió apoyarme. Por suerte, Teresa y María estaban allí para protegerme de su madre.

—Mamá, ya deja de atormentar a Noah. Ella no debe ser castigada por lo que te hizo papá —dijo María, para que luego ella y Teresa se llevaran a Mónica fuera de la cocina para hablar con ella en privado.

La tía Laura se acercó a papá, que se había arrodillado en el piso, parecía derrotado.

—Escúchame —le dijo mi tía—. Sé que sufriste mucho cuando Maggie  murió, la amabas mucho, pero eso no te da derecho a castigar a tu hija. No puedes obligarla a ser lo que tú quieres —le dijo.

Papá se puso a llorar como un niño pequeño. Yo me acerqué a él y lo abracé.

—Escucha, papá. Yo siempre quise hacerte feliz, pero ya no puedo continuar con esta mentira —le dije mientras lo dejaba llorar en mi hombro—. Desde ahora, seré quien quiero ser —le susurré al oído.

Papá estuvo muchos días mal, y la tía Laura decidió que yo me fuera a vivir con ella un tiempo a Argentina. Pasé allí tres meses mientras papá se recuperaba, y descubrí que el ambiente en las ciudades es muy diferente al del campo. Conocí un mundo nuevo y más abierto, un mundo moderno. Pude conocerme más a mí misma, y cuando volví a casa, conocí a la nueva versión de mi padre.

Él se divorció de Mónica, pero aun así seguí en contacto con Teresa. Aunque ya no fuéramos hermanastras, seguíamos siendo como hermanas.

Y por fin pude vivir como yo .

Mi abuelo ( La historia de Índigo) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora