Prólogo

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"Vamos levántate, levántate y pelea, ya no tienes 5 años, puedes devolverle el golpe". Jade quedó tendida en el suelo, sentía un dolor intenso en su nariz que empezaba a extenderse como fuego por toda su cara. La rabia que la invadía, era mucho más fuerte que su miedo, por primera vez se sintió capaz de plantarle cara.

"Diablos, como duele..."

Estaba segura que se la había roto con el último golpe que le llegó de lleno a la cara y no alcanzó a esquivar. Sintió el sabor metálico de la sangre invadir su boca, ese pequeño hecho no hizo más que aumentar el odio que tenía acumulado en su pecho, era tal la opresión que se le dificultaba llenar sus pulmones de aire.
Escupió al suelo en un intento de recuperar el aliento y poder respirar mejor. Se levantó nuevamente con la frente en alto, tratando de disimular su miedo lo mejor que pudo. Con la sangre aún brotando de su nariz y recorriendo su cara que ya había manchado su ropa y el suelo bajo sus pies, Jade se sentía más fuerte que nunca.

- ¿Eso es lo único que tienes?, maldito enfermo.

Jade le lanzó desafiante, mientras veía frente a ella a su padrastro con los ojos llenos de ira. Estaba borracho como siempre, burlándose de ella sin piedad, como si Jade viviera en esa casa sólo para que él pudiera desquitar su frustración, durante todo el día y la noche sin parar, apenas se le daba una mínima oportunidad.
Esta vez estaba molesto por que descubrió que Jade había decidido por fin irse de este infierno supuestamente llamado hogar y la había sorprendido huyendo a escondidas.

-¡¡¡A dónde crees que vas maldita perra malagradecida, de esta casa saldrás sobre mi cadáver!!!!-  le respondió enfurecido y asqueado, como si ella fuera solo basura- Eres una inútil, buena para nada, te morirás de hambre si pones un pie fuera de esta casa!!!- siguió gritandole, como lo había hecho siempre.

- ¡No te preocupes por lo que me pueda suceder, ya no seré tu problema nunca más!.

Jade tomó su bolso con las pocas pertenencias que tenía y puso rumbo veloz hacia la puerta principal. Cuando casi alcanzaba el picaporte para escapar finalmente de ese calvario, sintió repentinamente como la jalaban hacia atrás y un dolor agudo en su brazo izquierdo le impidió seguir avanzando.
Antes de saber que sucedía, su puño derecho se cerró instintivamente, girandose rápidamente en dirección a quien le impedía moverse y le plantó un golpe seco en plena  mandíbula. Por fin le había devuelto el golpe al hombre que la había estado maltratando durante tanto tiempo, desde que ese hombre irrumpió en su vida.

Había logrado lanzarlo tan lejos, que le dió el suficiente tiempo de salir corriendo sin siquiera mirar atrás. Escuchó como su padrastro seguía gritándole insultos, aún tendido en el suelo.
Logró salir finalmente a la calle y vió entre lágrimas a su amiga Kimmy al volante de un viejo auto estacionado frente a la que a partir de ahora ya no sería su casa.

- ¿Jade estás bien? dime que estás bien, te lo ruego- preguntó asustada Kimmy, mientras le abría rápidamente la puerta del copiloto para que subiera.

- Ahora perfectamente...por favor arranca, ya no quiero saber nada más de este lugar- le suplicó Jade mientras  trataba de ahogar su llanto.

-Vamos al hospital, tu nariz no se ve nada bien. Toma colócate esto para tratar de parar el sangrado- Kimmy le alcanzó un paño limpio para que lo colocara sobre su cara.

- Vaya lío...nada de esto debería haber ocurrido, se suponía que ese maldito estaba durmiendo la borrachera, no sé cómo se dió cuenta que yo estaba de salida.¿ Estás segura que tu madre no hará problemas de que esté en tu casa un tiempo?- preguntó Jade con  voz gangosa.

- Chica, mi madre lo propuso. Tiene un poder sobrenatural para adivinar estás cosas, no sé cómo lo averiguó todo. No se quedó tranquila en saber que sucedía desde que te vió con ese hematoma en el brazo, asi quedate tranquila con eso- le respondió Kimmy mientras acariciaba la espalda de su mejor amiga, tratando de confortarla en alguna medida.

- Gracias por estar conmigo, quien mierda tiene que empezar sola con sólo 16 años. Pero te prometo una sola cosa Kimmy, este es el primer día de mi vida, a contar de hoy soy dueña de mi misma, el mundo me pedirá perdón de rodillas, nadie jamás me volverá a poner un dedo encima de nuevo.

Jade "La Diosa"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora