Al final

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QUERIDA YMIR...

Han pasado años desde tu partida, una pérdida ha seguido a la otra y no sabes cuanto me ha pesado llevarlo en silencio, se que el tiempo que compartimos fue corto, no más que unos instantes de mi vida, y sin embargo todavía no ha pasado un solo día en que no piense en ti.

Me encuentro de pronto añorando tu compañía y no se si a la que extraño es a ti o a la mujer que era cuando estaba contigo, por aquí Eren tampoco ha vuelto, también me pregunto si está bien, si sigue con vida en un lugar alejado y en paz o si ha cruzado las puertas hacia el cielo; Me gusta creer que sigue con vida con un nombre distinto y una buena mujer, porque Eren siempre fue un buen hombre y es la razón por la que yo sigo con vida, aunque a veces me pese seguir respirando.

Te sigo encontrando en las flores en primavera, la lluvia en el verano, en la caída de las hojas durante el otoño y en la brisa fría que trae el invierno, añoro escuchar tu voz porque ya no la recuerdo, pero recuerdo las cosas que te generaban felicidad y ahí también te encuentro.

He aprendido a querer a otros a través de ti, en las pequeñas similitudes y en las diferencias, te veo en la hermana Zoe cuando se emociona al estudiar las escrituras y en la libertad que ello le provoca, te siento en Sor Mikasa cuando corta la madera para mantener encendidas las chimeneas, te busco en el rostro desamparado de los huérfanos a los que cuidamos y te encuentro en su necesidad de sentirse amados.

Y después me doy de frente con la realidad, no estás y no vas a volver y es difícil darme cuenta como en ratos pongo pausa a mi propia vida buscando tu fantasma y los ecos que quedan de ti, incluso en mi sigues viviendo, en las palabras y convicciones adoptadas, es increíble como cosas tan pequeñas me regresan a ti y no se si ello me destruye cada vez un poco más o me reconforta.

En ocasiones me pregunto si lo que quisimos era posible y no sólo un producto de nuestros caprichos, si genuinamente podríamos vivir así o seríamos eternamente perseguidas, si tendría que amoldarme eternamente para pertenecer a un mundo en el que tu nunca creíste, si habríamos sido juzgadas por los hombres, no por Dios, porque el es luz, amor y paz.

Aquí estoy otra vez esperando que estas palabras lleguen a ti al rincón del cielo en el que habitas, te sigo honrando, te sigo esperando aunque se que ya nunca volverás, honro tu memoria y le pido a Dios todos los días que me ayude a darle un lugar al dolor que me dejó tu partida.

Ya no más tuya, pero aquí.

Christa.

Si me voy antes que tuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora