—¿Entonces dices que han estado ocurriendo cosas extrañas aquí? — No había hecho siquiera el esfuerzo por limpiar, tenía la pierna hinchada y además la noche anterior (Tras darse un atracón con la comida) durmió de inmediato. De momento arrojaba la paja por todos lados para no dejar rastro de su presencia.
Era muy temprano, apenas estaba saliendo el sol, pero la pequeña Christa ya estaba despierta, nuevamente con la excusa de recoger agua del pozo, ahora estaba recolectando los utensilios que llevó y envolviéndolos con los manteles, debían salir de ahí pronto, ir con Carla Jaegüer y lo más pronto posible avisarle a su esposo, el médico del pueblo.
—Sí, hace unas dos noches encontraron al tabernero en medio del bosque al otro lado del pueblo, según dicen estaba... desnudo... — La rubia se puso roja al mencionar aquella palabra. Ymir la observó condescendiente pero luego soltó una carcajada.
—¿En serio? ¿Te ruborizas al decir la palabra desnudo? Las sorpresas no terminan contigo. — Ahora que había comido estaba más animada.
—Cómo te decía lo encontraron así y tenía una estrella de cinco puntas en el pecho, creen que las brujas de Salem están huyendo hacia acá y que es su culpa. — ¿Salem? Justo a donde se dirigía la morena, aquello no iba a sonar muy bien.
— ¿Y si te digo que voy a Salem creerás que soy una bruja? — No lo era, pero, revisemos, mujer desconocida que viaja sola y además específicamente a Salem. No suena nada bien.—¿Lo eres? — La rubia sinceramente no lo creía, le sonrió. — Es obvio que no, dudo que alguien pregunte a dónde vas, la gente puede ser prejuiciosa pero no son irracionales.
Al ver que la morena intentaba ponerse de pie la ojiazul se acercó para ayudarla.
— Que suerte que he podido girarme la falda y la herida no se ve, no quiero dar una mala impresión. — Bromeó sonriéndole a la otra.—Salgamos antes de que alguien nos vea. — Abrió la puerta del granero y sacó a hurtadillas a la mujer. — Lamento ser descortés y no preguntar antes ¿Pudiste dormir?
—Como un tronco.
Llegaron a casa de la señora Jaegüer, el pueblo comenzaba a despertar acompañado del canto de los gallos. La mujer abrió y les hizo pasar, era una dama muy amable, tenía un hijo de su edad que rara vez veían pues acostumbraba salir de caza, sin mencionar que tenía hábitos muy extraños.
—Señora, ella es una amiga que viene de lejos, no es la primera vez que viene por aquí, en otra ocasión se quedó con nosotros, ahora quiere su propio espacio, se quedará más de lo planeado, tuvo un accidente de camino aquí. — Era verdad a medias, y se sentía culpable, pero estaba segura que se sentiría peor de dejarla a su suerte.
La morena miraba nerviosa a la rubia, reprochando con los ojos que se atreviera a contarle de eso a la mujer.
—¿Puedes mostrarme...
—Ymir. —Dijo la castaña, observó a ambas y tras suspirar se levantó la falda mostrando la herida de la pierna. Ya no se veía sangre fresca, al contrario había comenzado a tomar un color amarillento, aunque no parecía profunda la hinchazón era evidente.
—Iré a despertar a mi esposo, y luego las llevaré a la casa, hiciste bien en decírmelo Christa.
Aquella mujer era una de las pocas que la trataba como un ser humano, ella decía que los rumores sobre su nacimiento eran puras tonterías y que según su esposo existía más de un motivo por el que las mujeres morían dando a luz. La familia había llegado al pueblo un año después de aquellos hechos con su hijo en brazos, y era ajena a las supersticiones.
—Christa ¿La renta es muy cara? No tengo mucho dinero y además la comida y los servicios de estas personas...
—Corren por mi cuenta, me lo devolverás algún día. — La más alta no lo podía creer, sentía que estaba abusando de la gentileza de la mujer.
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Si me voy antes que tu
FanfictionChrista es una joven que fue marcada por la desgracia desde el momento en que nació, vive en un poblado cerca de Salem. En medio de extraños sucesos una joven morena llega al poblado una tarde y es ayudada por la pequeña Crhista, quien a pedido a Di...