Había muchas dudas en mi cabeza.
Ava empezó a trastocar una maleta, la cual solo contenía ropa vieja y unos cuadros de alguna foto. "Aquí no hay nada" —aclaró
—Posteriormente abrió otra maleta. "¡Encontré algo!", dijo.
—¿Qué es, Ava? —pregunte.
—Es un tablero de ouija.
—Mejor deja eso en su lugar —añadí
—¿Qué encontraste, Ava? —gritó Elías desde abajo.
Ava corrió hacia el otro lado.
—¡Una ouija! —repitió.
—Bajen ya —dijo Elías preocupado.
Bajamos.
—Chicos, no tengo buen presentimiento —dije , preocupada
Marcaban las 20 horas.
—Yo digo que juguemos para ver si es cierto que funciona —dijo Elías.
—Claro que no, no es buena idea, Elías —conteste.
—¿Y si aparece un fantasma? —respondió Ava, asustada.
—Vamos, niñas, no sean lloronas, no va a pasar nada.
Primero comimos emparedados. Nuevamente encendimos la chimenea y empezamos a jugar.
—¿Hay alguien aquí con nosotros? —preguntó Elías mientras todos sosteníamos el planchette.
—¡Ese... i deletreábamos!
—Dijo que sí —contestó Ava.
—No creo que sea real —dijo Elías—. Ustedes movieron la pieza.
—Cálmate, no digas tonterías —dijo Ava.
Elías tomó asiento de nuevo.
—Debo aclarar que estos dos no tenían ni idea de las reglas del juego. Apenas comenzábamos y Elías ya había roto una regla, que fue no tener respeto.
Hicimos una que otra pregunta. Pero después, Ava rompió otra regla y preguntó:
—¿Cuándo voy a morir?
El planchette se movía mientras lo sosteníamos fuerte.
—E, ese, te, a, ene, o, se, ache, e... Esta noche.
Todos nos levantamos de nuestros bancos asustados.
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LA OUIJA : EL JUEGO PROHIBIDO
HororEn busca de un descanso merecido, una pareja decide escapar junto con su amiga a una remota cabaña en el bosque. Lo que comienza como unas vacaciones idílicas pronto toma un giro inesperado cuando descubren una vieja tabla de ouija en el desván de l...