Un Hajima

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Finalmente el día había llegado y Jungkook era un manojo de nervios. Tanto por la revisión de su local como por la presencia de Namjoon en sí.

Había sido una semana de locos, todo lo que podía salir mal, salió, pero afortunadamente fueron problemas menores que se solucionaron fácilmente. No había sido ni cerca fácil de conseguirlo, y tuvo que abstenerse de abrir varias noches debido al constante tránsito de técnicos de sonido, plomeros, ingenieros, carpinteros, albañiles, en fin, desórdenes.

Esa misma mañana del jueves, Jimin, Hoseok y otros de sus empleados llegaron temprano y le ayudaron a terminar de ordenar, sonrío orgulloso cuando dio una mirada final. Ahora My Time no solo era un lugar elegante y estéticamente bonito, sino que también era más limpio y sobretodo más seguro. El lugar se sentía sano y fuerte, como un veinteañero, como Jungkook. Se sentía más que satisfecho.

El dinero que Yoongi le prestó se deshizo como arena entre sus manos pero fue suficiente para terminar todos y cada uno de los recados, de allí si salían más tendría que vender su casa porque ni auto tenía, había tenido muy buenos ingresos desde la apertura de My Time y vivía bastante bien pero habían lujos que posponía darse y vaya error, ahora le llevaría un tiempo volver a aquel ritmo.

Y ese era precisamente el nerviosismo que corría por sus venas, el que hubieran más cosas defectuosas que no notó y supusieran más amenazas a la hora de seguir en las andanzas con el club.

¡Ojalá que todo resulte bien!

Otra cosa no podía negar y era lo inquietante que le resultaba volver a ver al inspector, pero era una inquietud diferente, una que le hacía sentir ansioso e impaciente. Quería impresionarlo y demostrarle lo capaz que es, darle una mejor impresión y no olvidemos hacerlo sonreír, si no ve esos hoyuelos una vez más habría sido una misión incompleta.

También se esmeró por lucir más formal aunque solo atinó a lucir un suéter negro cuello alto y jeans claros. Imagino que Namjoon aparecería con uno de esos trajes italianos entallados como la última vez y no se equivocó.

Namjoon cruzó la puerta principal con esa misma elegancia y seriedad, sin una sonrisa.

Lo que no sabía Jungkook es que Namjoon era súper profesional e inflexible cuando se trataba de su trabajo, lo que sucedió la última vez fue culpa de su débil corazón y del llanto del otro. Aunque el lindo pelinegro llamase la atención de Namjoon, eso no significaba que iba a bajar sus estándares. Fue más tolerante pero no será menos exigente. Esperaría hasta después de la inspección para poder mostrarle un lado más cálido de él.

-¡Buenos días, Sr. Kim! -Saludó Jungkook emocionado y con una educada sonrisa, extendiendo su mano para estrechar la con el otro.

-Buen día, Sr. Jeon -Respondio el rubio secante. Apenas poniendo su mano sobre la del menor unos segundos -Hoy me gustaría hacer una revisión más detallada y exhaustiva -Empezó a caminar admirando el techo, dejando atras al pelinegro -Le di un voto de confianza, espero que tenga todo en orden, no quiero sorpresas

Advirtió duramente dándole la espalda a Jungkook, quien lo seguía de cerca atraves del local de dos plantas.

-Si, Sr. Kim , le aseguro que-

-No quiero palabras, quiero hechos. -Interrumpió el mayor cortando de seco el discurso de Jungkook.

La sonrisa de Jungkook trastabillo por la frialdad con la que lo trataba el rubio pero la mantuvo intacta. Después de todo, los hechos hablarían más que él.

Efectivamente Namjoon estuvo gratamente sorprendido para sus adentros cuando, a primera vista, las irregularidades que pudo observar la primera vez que estuvo en el lugar se habían ido. Con el lugar vacío pudo también, darse cuenta el empeño y la calidad en los detalles de su estética. Si bien no estaba juzgando aquello, era agradable darse cuenta el trabajo duro que hacía ese pelinegro, si así cuidaba de sí mismo, Namjoon estaría encantado de conocerlo.

(Im)Perfecto [namkook] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora