TA | Haerin es una omega que cuida mucho de su alfa, pues sabe que ella es un poco sensible. Su alfa es cariñosa, le gusta que le den mimos y también que Haerin le dé su leche.
Habían muchos rumores sobre que esa relación no funcionaba o que termina...
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Haerin se encontraba buscando a su alfa, sí, su alfa, porque aunque ella no estuviera todavía marcada le gustaba decirle así, y sabía que a Danielle también le encantaba y que también le gustaba escucharlo.
Ya llevaba casi media hora buscándola y no la encontraba, ella no era celosa y mucho menos posesiva, pero había escuchado por algunas personas de la universidad que Danielle fue arrastrada por una omega y eso no le daba mucha confianza.
Bueno, le tenía confianza a su novia, pero no a esa omega.
Vio a muchas personas que estaban hablando entre sí.
—¡Haerin! —exclamó una asombrada Hanni.
—¿Qué está pasando, Nini? —preguntó algo confundida.
—Eh... bu-bueno, Danielle está encerrada con una omega en celo —respondió algo nerviosa.
—¿Qué? —pregunto más confundida—. Espera, ¡¿mi alfa está con una omega celo?! —empezó a abrirse paso entre todos los que estaban ahí.
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Danielle se encontraba esperando a su omega cuando sintió que alguien la jalaba del brazo. Estaba confundida.
Su confusión se terminó cuando la puerta fue cerrada con seguro y el aroma a celo de omega se hizo presente.
Se tapó rápido su nariz.
—Controla tu aroma o toma un supresor —contestó con su ceño fruncido y con su mano haciendo presión en su nariz.
—Dani unnie, ¿no le gusto? —preguntó algo coqueta y Marsh frunció más su ceño.
—No, porque tú no eres mi omega —contestó un poco ya molesta.
—Pero ella no se va a enterar de nada.
La alfa sentía que si no salía de ahí, su instinto la llevaría a hacer algo de lo que se arrepentiría después.
—Abre la puerta, quiero salir ahora mismo —gruñó.
La omega dio un saltito de susto al escuchar su voz más ronca y gruesa de lo normal.
Danielle y la otra chica dirigieron la mirada a la puerta cuando fue tocada muy fuerte, Danielle rápidamente se dio cuenta que era su omega por su aroma.
—¡Danielle Marsh, sal de ahí ahora! —su voz sonó como una súplica.
—¡Déjame salir, ya! —demandó la extranjera.
—¡No! —la chica se cruzó de brazos y empezó a caminar hacia Danielle.
La alfa, ya cansada, sabía que después se iba a arrepentir de esto, pero no le quedaba de otra.
—Aléjate de mí —había ocupado su voz de mando.
En eso Haerin había podido entrar, ya que el maestro le había dado las llaves.
Haerin se estremeció al escuchar la voz de mando de Danielle, la omega que estaba en celo y más sumisa había enseñado su cuello.
—Dani, bebé... —Haerin se acercó lentamente cuando vio que los ojos de su alfa cambiaban a su tono normal miel.
Danielle, al escuchar la voz de Haerin, se acercó rápidamente y enterró su rostro en el cuello de Kang.
La omega sintió a su alfa temblar, sabía que estaba llorando en silencio y miró a la otra omega con recelo.
—Señorita Choi, ¿cómo se le ocurre venir a la escuela y más estando en celo? ¡Y de paso encerrarse con una alfa! —reclamó una maestra omega, dándole un supresor para que se lo tomara.
Haerin solo acarició la espalda de Danielle.
—Todo está bien, Dani —le dijo en un susurro.
—Yo no quería ocupar mi voz de mando, Rin —entre sollozos dijo.
—Yo lo sé, bebé. Todo está bien —dejó un beso en su cachete.
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