Faye

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Algunas personas dicen que las casualidades no existen, que todas las personas siempre estamos donde debemos estar, en el momento exacto, que todo está predestinado, lo que vivimos día a día, nuestros nuevos amigos, nuestro posible amor para toda la vida, que todo está milimétricamente escrito en nuestras vidas, solo que nosotros debemos descifrar ese incierto, pero relativamente conocido rompecabezas, para mi no era así. Mi vida no podía estar tan mal escrita, sería ver una especie de tragicomedia con un final fatídico para su personaje principal, me negaba rotundamente que quien sea que escribiera el guion de mi vida fuera tan enfermo para sentirse satisfecho de ver sufrir a su más preciada creación, pero sin imaginarlo, esa tragicomedia apenas comenzaba y tendría el final más inesperado que yo pudiese imaginar.

Mi nombre es Malisorn Peraya, sin embargo, las pocas personas que han sido buenas conmigo me conocen como Faye, desde muy niña he vivido en hogares de acogida, orfanatos y tambien en un hospital, mis padres murieron en un accidente de trafico cuando tenia 7 años, yo viajaba con ellos, fui la única sobreviviente, irónicamente, ese día iríamos a visitar a quien se suponía era uno de los seres que más me amaba, mi abuelo, sin embargo, después del accidente nunca más lo he vuelto a ver, se que él es un hombre muy poderoso en todo Tailandia pero después del accidente de mis padres pude ver a muy temprana edad su verdadera cara, después de comprobar que estaba con vida me llevaron a un hospital donde pasé algunos meses recuperándome, cuando nadie me buscó decidieron enviarme a un orfanato donde mi pesadilla comenzaría.

La vida me ha enseñado a como estar preparada para cualquier cosa, sin embargo, lo que esta tenía preparada para mí no era nada que yo pudiera imaginarme, ya que, para mi desgracia ser una persona amable y estar en los lugares menos indicados destacaba en mi historial, si tan solo no me hubiera encontrado con Khun Sakda, nada de esto estuviera pasando y mi vida quizá fuera un poco menos miserable y tranquila, sin embargo, de lo único que no me arrepentía de mi decisión era de conocer a Yoko, la más hermosa casualidad de mi vida.

La vida me ha enseñado a como estar preparada para cualquier cosa, sin embargo, lo que esta tenía preparada para mí no era nada que yo pudiera imaginarme, ya que, para mi desgracia ser una persona amable y estar en los lugares menos indicados dest...

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