𝐂𝐚𝐩 𝟑; 𝙍𝙚𝙫𝙚𝙡𝙖𝙘𝙞𝙤𝙣𝙚𝙨 𝙄𝙣𝙚𝙨𝙥𝙚𝙧𝙖𝙙𝙖𝙨

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Capítulo tres: Astrid

El eco de nuestra respiración aún resonaba en el pequeño baño, un lugar no muy apropiado para el torbellino de sensaciones que Theodore había desencadenado en mí y el sonido de su risa se mantenía tan vivido en mis oídos que me generaba escalofríos de solo recordarlo, detrás de mí utilizando su fuerza para mantenerme inmovil, sobre mí acariciando cada parte de mi ser y especialmente, debajo, la perspectiva de esos profundos ojos azules fijos en mí mientras su boca y lengua se ocupaban de devorar mi coño era una obra de arte que me encantaría tener enmarcada pero me debía conformar con tenerla impregnada en mi mente, su naríz chocando con mi clitoris, sus sutiles gruñidos de placer saliendo de su pecho que enviaban vibraciones a mi interior. Mirando atentamente cómo mi cuerpo reacciona a su toque y a cada uno de sus movimientos. Santa mierda podría volver a encender me con solo recordarlo.

No era la primera vez que me encontraba en una situación así de... "interesante", no me juzguen solía buscar distracciones de este estilo cuando no podía manejar el estrés correctamente, pero sin duda era diferente y me quisiera golpear a mi misma por contemplarlo de esa manera. Mientras él terminaba de ajustarse la ropa, mi mente volvía al momento en que lo vi en el teatro.

No podía dejar de pensar en esos ojos fríos y apagados que, al fijarse en mí, se convirtieron en los de un depredador observando a su presa. La intensidad de su mirada me había atrapado desde el primer minuto. Y aunque ya no suelo enrollarme tan repentinamente con alguien a quien acabo de conocer solo por como se vé, esta vez había algo en él que no podía resistir.

Mierda el tipo era atractivo, he visto todo tipo de hombres bellos en mi vida, no es por presumir, pero este hijo de perra era un dios griego sacado de un puto museo, barbilla marcada y filosa, ojos azules, abdominales marcados, hombros lo suficientemente anchos como para marcar una actitud masculina e intimidante que concordaban con sus expresiones y estatura, y su aroma, santa mierda, era la colonia más embriagadora y deliciosa que había olido en mi vida no imaginaba que podía calentarme solo oliendo a un hombre jesús, pero en resumen, el hombre ya me había comprado solo con verme en el teatro ¿pero cuando habló? Santa mierda. ¿Estoy maldiciendo mucho? Su voz ronca y grave me hizo dar un respingo apenas la escuché, el hombre solo dijo dos palabras y yo ya estaba excitada, derretida y entregada a él.

-¿Siempre tienes ese encantador aire de misterio o solo lo reservas para conquistar a bailarinas que te cautivan? -le pregunté, intentando parecer indiferente, aunque la tensión y la curiosidad en mi pecho hacían que mi corazón latiera con fuerza..

-Solo cuando encuentro a una mujer que realmente me deja sin aliento -respondió con agudeza, y su mirada desafiante me provocó una sonrisa involuntaria.

-Vaya -ronroneé divertida- ¿acaso tienes una lista de coqueteos para cada encuentro? -comencé a acercarme un poco más, sintiendo la electricidad entre nosotros.

-No, solo para momentos que realmente importan -respondió, su voz suave como la seda, pero sus ojos chispeantes revelaban un juego mucho más peligroso - Justo como ahora Cara Mia... - y ese fue el momento donde todo dejó de verse claro, sus manos sobre mi cadera y sus labios sobre los míos, no me resistí al contrario me embriague en cómo se sentía, como sabía cómo me tomaba.

Ahora, al volver al presente, veo al hombre que me acaba de dar el mejor polvo de mi vida salir apresuradamente del baño, con uno de sus amigos esperándolo afuera de la puerta el cual ni siquiera me mira, siguiéndolo de cerca mientras se marchan. El frío de su ausencia se apodera de mí. Al sentir la puerta cerrarse algo dentro de mí quiere seguirlo, pedirle su número o no lo se, pero me detengo con el pomo de la puerta en mi mano. "Solo fue un polvo, Astrid. No seas estúpida", me digo a mí misma mientras acomodo mi falda con un suspiro.

ᴛʜᴇ ᴍᴜᴅʙʟᴏᴏᴅ | Theodore NottDonde viven las historias. Descúbrelo ahora