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~Evora Martin~

Solía ser popular en la secundaria, pero, por alguna razón que desconocía, me sentía nerviosa al pensar en el reencuentro al que iría el fin de semana.

El sentimiento no era de mi agrado.

—Ok, allá vamos. Son los mismos de hace tres años, ¡tu puedes hacerlo!

Sonaba fácil.

—¡Allí está mi loca favorita! —grita mi hermana al verme descender de las escaleras de salida al aeropuerto. Me siento feliz de verla a pesar del molesto modo en el que decidió darme la bienvenida.

—¿Realmente era necesario hacer alusión a mi estado mental, Isana? —digo —. No importa, ¿donde esta papi?

—Tuvo una emergencia de último momento en el hospital, pero prometió alcanzarnos en el restaurante. Ya sabes cómo es él, siempre ocupado —sonrío con nostalgia al notar que mi padre sigue siendo el mismo médico apasionado de siempre.

—Imagino que seremos solo tu y yo entonces.

Isana me ayuda a cargar mi equipaje y lo acomodamos en el baúl de su auto. Al recorrer la ciudad que me vio crecer y a la que ni había visitado en casi tres años, un remolino de sentimientos se acomoda en mi estómago. Quizás esté reencuentro no era la mejor de las ideas.

~Clover Levesque~

Mi hermano había llegado ansioso por anunciarme lo que él llamaba la primicia del año:

El reencuentro de la secundaria.

—¿Y esa era tu gran noticia? —le pregunto decepcionado y eso parece molestarlo un poco —. ¿Recuerdas lo que pasó el último año de secundaria? En verdad no creo que nadie en esa reunión vaya a extrañarme, menos ella.

Aunque ni siquiera estaba seguro de que se apareciera por ahí.

—Aun si no lo hicieran, ¡tienes que ir! ¡Es la fiesta del reencuentro, hermano! ¡La oportunidad perfecta para presumir tu vida a todos tus ex compañeros!

No, gracias. Para eso existe Instagram.

—Es probablemente la reunión más esperada después del baile de graduación. ¡No puedes no ir!

—Si puedo y es justo lo que haré. No vas a convencerme, pero espero que disfrutes la velada —digo —. Estaba ocupado, así que si me disculpas...

Empiezo a caminar hacia mi cuarto.

—¡Evora quiere verte! —el grito desesperado de mi hermano hizo que detuviera mi paso. Quizás solo me estaba tomando el pelo y lo que decía no era verdad, pero ahora tenía mi atención.

—¿Oí bien? ¿Como sabes eso? ¿Siguen hablando? ¿Ella te lo dijo? —de pronto, una curiosidad inexplicable se había apoderado de mi cuerpo, misma que pronto se desvaneció al ser reemplazada por sentido común —. Olvídalo, no me interesa. No iré, está decidido.

—Tienes que ir, es la única razón por la que ella irá —dice —. Además, como ya mencioné, es la oportunidad perfecta para lucirte. Arreglen las cosas de una vez por todas.

—¿Me quiere ver?

—¿Tienes algún tipo de eco en el cerebro? ¡Ya te dije que sí, hermano! ¡Ella te quiere ver, por eso está aquí!
—dice —. Oye, no puedes dejar pasar que se vaya sin hablarle. ¡Es tu oportunidad!

—¿Es tu oportunidad? ¿Para que? —la dulce y curiosa voz de mi novia, Ember Marshall, hizo aparición en la conversación. Le di una mirada de advertencia a mi hermano, sabía el poco filtro que tenía para este tipo de cosas y no quería que ella lo malinterpretara.

—Un torneo de videojuegos que estamos organizando con los chicos. En fin, piénsalo y avísame. Nos vemos, chicos —se despidió.

—Recien me doy cuenta de que no he terminado un proyecto de la universidad, ¿te parece bien si dejamos la cita para otro día, amor? —le pregunto —. Podríamos pedir comida y que te quedes a cenar.

Reuní valor suficiente para explicarle la situación durante la cena.

—No quiero que haya secretos entre nosotros, cariño. Así que te diré la verdad, no es de un torneo de videojuegos de lo que hablábamos con mi hermano —digo —. Recibí una invitación a la celebración de ex alumnos que se hará el fin de semana.

Le conté el resto de la historia.

—Dejame ver si entendí bien, ¿tu ex novia, Evora Martin, regresó a la ciudad para la reunión de ex alumnos y ahora resulta que quiere verte para arreglar las cosas contigo?

—Tecnicamente, sí, es un buen resumen.

—Ok, pues, buena suerte.

Ember salió de mi casa y se fue más rápido de lo que pude analizar, no tenía idea de lo que significaba aquello. Solo sabía que ni siquiera la había visto en persona y Evora Martin ya estaba causando caos en mi vida.

~Atlas Levesque~

Otra vez la vida los había puesto en una situación complicada, pero Cupido Levesque estaba listo para rescatar aquel bello romance que nunca debió morir.

La reunión de ex alumnos había sido idea de Lea, pero el plan de reunir a aquellas almas atormentadas por la distancia que los había mantenido alejados era obra de mi mano derecha en esto del romanticismo: Isana Martin. Ambos sabíamos que nuestros respectivos hermanos estaban hechos el uno para el otro y era momento de que se dieran cuenta de ello, por eso debíamos actuar rápido.

Vire en la esquina y esperé a que el semáforo me diera paso libre para dirigirme al restaurante donde siempre almorzaba los domingos. No era ninguna casualidad que mi cómplice en esta misión la hubiera llevado a comer al mismo lugar.

Isana apareció con su hermana y se dirigieron a una mesa un tanto alejada de donde yo estaba.

Decidimos que si queríamos que Evora no se negara a asistir a la reunión, sería mejor que no se encontrara con ninguno de nosotros hasta el viernes por la noche, en donde todo sucedería como lo planeado. Pero aún debía actualizar a mi contraparte en la situación del plan, así que debía encontrar una forma de hablar con ella sin llamar la atención de su hermana.

Odié la actitud tan tacaña de mi cómplice al verificar que mi mensaje no había sido recibido por su teléfono, seguramente no tenía internet porque se negaba a pagarlo, así que recurrí a mi única salida: una llamada.

—¿Aló? —la confusión en su voz y en su rostro me hizo saber que ni siquiera tenía registrado ni número de teléfono. Anotado.

—Me ofende que no te tomes lo nuestro en serio como para registrar mi número —una pequeña risita se le escapa al tratar de buscarme entre las mesas —. ¡Isana! Deja de perder el tiempo en banalidades y escúchame: el huevo está puesto en el nido.

—Recibido, bien hecho, Atlas.

—Mi trabajo está hecho, te toca lo más difícil.

—Oh, no te preocupes por ella. Esta más que ansiosa por asistir a esa reunión, pero claro que no sabe que él estará allí... —me explica mientras observo con adoración las papas fritas que sirven en mi plato. ¡Bendita comida! —¡Atlas! ¡Atlas! ¿Estás ahí? ¿Aló?

—¿Con extra queso?

—¡¿Estás ordenando tu comida?! —me cuestiona y volteo a ver su expresión de incredulidad.

—Gracias, linda.

Las cosas se hacen mejor con el estómago lleno.

—Bueno Isa, ¿que decías?

—Ya no sé por qué me sigo trabajando contigo a pesar de tu descaro.

—Isa, cariño, es que soy irremplazable.

Isana cuelga la llamada rodando los ojos mientras yo le tiro un beso antes de llevarme una papa a la boca. Hacer el trabajo de Cupido no era cosa fácil, me merecía este manjar después de haber arreglado una reconciliación para esa pareja, ¿no?

And now?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora