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~Evora Martin~

Odiaba los lunes, no importaba cuan emocionada estaba por regresar al campus, siempre iba a detestar que tuviera que despertar temprano el primer día de la semana, así que hoy no fue la excepción.

Observé mi atuendo una última vez antes de bajar las escaleras y esperar el sermón de cada semana sobre la importancia de la puntualidad, acompañado de un ddelicioso desayuno hecho por Dallas Clutier.

—¡Oh, cielos! ¡Huele delicioso! ¿Todo ese banquete es para mí? —pregunté asombrada. Era cierto que él siepre se esmeraba en hacer el desayuno, pero lo que tenía en frente era digno de ser compartido en una cena de gala. —Me parece que te has confundido de ocasión, ¿sabes que solo es un desayuno para un lunes, verdad?

Él solo rió y, quien sabe de donde, apareció Tara con un arreglo de globos y una tarjeta con la leyenda: ¡Feliz último primer día! 

—Hemos decidido que el día de hoy tenía que ser más especial que cualquier otro, ¡hoy es tu primer día del último semestre! Estamos orgullosos de ti, cariño. 

—Gracias por permitirnos ser parte de este momento tan importante en tu vida, esperamos que nos acompañes en este pequeño desayuno que preparamos con mucho amor —dijo la mujer que se había convertido en mi segunda madre, a lo que yo solo pude asentir conteniendo las lágrimas —. Oh, no. No es permitido llorar, porque si tú lo haces, yo no podré evitarlo y nos convertiremos en dos Marías Magdalenas. 

—¡Tengo a los mejores padres postizos que la vida me podría haber dado! ¡Los amo, Clutier! —exclamé, ellos me abrazaron y luego caminamos hacia el comedor.

—¿Una crepa? —cuestionó el prodigio de la cocina mientras me extendía la bandeja de dicho postre, había de todos los sabores: de banano, de Nutella, de fresas, Tropical, de frutos rojos y saladas. 

—¿O prefieres algo más? ¿Panqueques? ¿Waffles? ¿Omelette? ¿Sandwich?

¿Lo ven? ¡Era un banquete!

—Oh, amor, dejála en paz, la estás abrumando. Come lo que se te apetezca, cariño.

Al final me decidí por probar un poco de cada platillo. Sabía que este último semestre sería toda una nueva aventura y estaba agradecida de poder tener a personas maravillosas a mi lado. Cada vez que Tara y Dallas me hacían sentir parte de su familia también me sentía más cerca de Benjamín y ese sentimiento no lo cambiaría por nada del mundo. Así que la encrucijada volvió a atormentar mi cabeza, ¿debía irme o quedarme?

~Clover Levesque~

No quería ser demasiado positivo, pero había logrado resolver las cosas con mi novia justo antes de comenzar el último semestre, me sentía feliz y aliviado de que todo empezara a volver a la normalidad, a lo que debia ser. 

Obviamente, habíamos hecho algunos acuerdos para asegurarnos de que ambos nos sintieramos cómodos con la relación, así que, bajo cualquier circunstancia o términos, tenía rotundamente restringido hablar con mi ex novia, aunque eso no sería problema teniendo en cuenta que ni siquiera estábamos en el mismo país. 

Todavía nos hacían falta seis meses para concluir la carrera y finalmente graduarnos, así que debía empezar a ver los preparativos para la gran sorpresa. Desde el primer momento en el que inicié mi carrera, Ember y yo nos prometimos que el día de nuestra graduación yo le propondría matrimonio, porque ella siempre había soñado con, lo que ella llamaba, un momento digno de película, y ahora estaba más seguro que nunca de que se lo haría realidad.

—¿Se puede? —pregunta mi hermano en el marco de mi puerta, así que dejaría las divagaciones mentales para otro momento.

—Por supuesto hermano, pasa. ¿Qué necesitas? —cuestioné.

And now?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora