Capitulo 2 | Un jodid0 zombie

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Al día siguiente desperté, y nadie estaba a mi lado. Por un momento, sentí un pánico abrumador. Sin embargo, enseguida apareció mi madre, peinando mi cabello con una expresión calmada.

—Buenos días, cariño. Hay comida, tienes que comer —me dijo suavemente.

Me levanté y la seguí hasta donde estaba mi padre, quien había conseguido comida enlatada y estaba calentándola sobre una fogata improvisada. Me senté junto a mi madre, agradecida por el momento de tranquilidad.

Mis padres, mi hermana menor Katie, y Nora junto a su madre estaban allí también. Las ojeras en los rostros de Nora y su madre eran evidentes, reflejando el cansancio y el dolor que todavía sentían por la pérdida de Frank.

—Buenos días —dije en voz baja, tratando de ofrecerles una sonrisa reconfortante.

Nora me devolvió una sonrisa débil, sus ojos aún llenos de tristeza. Nos sirvieron un poco de la comida caliente, y aunque no era mucho, en ese momento se sintió como un banquete. Comimos en silencio, cada uno sumido en sus pensamientos.

—¿Cómo te sientes? —le pregunté a Nora mientras tomaba un bocado.

—No lo sé... Es difícil —respondió ella, mirando hacia el suelo—. Pero gracias por estar aquí, Atenea.

Asentí, entendiendo perfectamente lo que sentía. La pérdida de su padre era un golpe devastador, y no había palabras que pudieran aliviar completamente su dolor. Sin embargo, estar juntas y apoyarnos mutuamente era lo único que podíamos hacer.

Mi padre, tratando de mantenernos ocupados y con la mente enfocada en algo positivo, comenzó a hablar de los próximos pasos.

—Necesitamos establecer un plan para los próximos días —dijo, mirando a todos—. No sabemos cuánto tiempo podremos quedarnos aquí, pero por ahora, es importante mantenernos unidos y cuidarnos unos a otros.

Todos asintieron en silencio, comprendiendo la gravedad de la situación. Sabíamos que el refugio en el bosque era solo temporal y que eventualmente tendríamos que movernos de nuevo.

Después de desayunar, algunos de los refugiados en el campamento comenzaron a reunirse para compartir información y planificar. Mi padre se unió a ellos, y aunque me preocupaba, me sentía un poco más segura sabiendo que estaba haciendo todo lo posible por protegernos.

Por un momento, mientras me sentaba junto al fuego, me encontré recordando mi vida antes de que todo esto sucediera. Solía trabajar en una heladería en un centro comercial. Era un trabajo simple, pero me gustaba. Me encantaba ver las sonrisas en los rostros de los niños cuando les servía un helado

El día que todo se desmoronó, estaba en casa. Mi madre había insistido en que dejara de trabajar. La ciudad estaba en cuarentena, y muchos negocios habían cerrado. Incluso si hubiera intentado ir a trabajar, probablemente me habrían regresado. Nadie iba a comprar helado cuando el fin del mundo estaba a la vuelta de la esquina.

Stay |  Matt SturnioloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora