Hola gente. Les aviso que sí, estoy publicando esto de nuevo, ahora con los primeros tres capítulos fusionamos en uno solo, de modo que ya no estoy partiendo en pedazos cada uno de los capítulos del libro original.
Esto lo hago porque, aunque al principio tenía la idea de ir dividiendo los capítulos entre los puntos de vista de los tres protagonistas, he decidido que, por el bien de la historia, me limitaré a contarlo todo en tercera persona, de modo que pueda cambiar de punto de vista entre los personajes según convenga más a cada momento, en lugar de estresarme por quién está viviendo qué evento.
Sin más, espero que disfruten.
Antes de pulverizar a su profesora de introducción al álgebra, Jason ya estaba teniendo un día horrible.
Por segunda vez en su vida, se despertó en los asientos traseros de un autobús escolar sin saber dónde estaba, al lado de una persona que no conocía, sin saber qué estaba pasando ni lo que estaba haciendo él allí. Se incorporó y se frotó los ojos, tratando de pensar con claridad.
En los asientos situados delante de él habían unos veintiocho chicos repantigados, escuchando sus iPod, hablando o durmiendo. Todos parecían tener unos doce años. Jason se miró a sí mismo a través del reflejo de la ventana. ¡Por todos los dioses! Él mismo parecía tener unos doce años.
Se llevó una mano al rostro, notándole un tanto más suave, carente de bello facial y falto de unas tantas cicatrices. El corazón comenzó a latirle con fuerza en el pecho, la adrenalina recorría su sistema a toda velocidad.
—No otra véz...—murmuró—. ¡Por Júpiter, no otra vez!
Con una incomoda sensación de Déjà vu, hizo un veloz repaso metal de su vida: Jason Grace, semidiós, ex-pretor de la Duodécima Legión Fulminata, candidato a Pontifex Maximus. Tenía una novia, amigos, un hogar en los campamentos Mestizo y Júpiter. Y, más importante en ese momento, se suponía que acababa de cumplir hacía no mucho los dieciséis años.
¿Qué estaba pasando?
Un pequeño objeto cayendo en su regazo llamó su atención. Al recogerlo, no sin cierto desagrado, se percató de que se trataba de un trocito de sándwich de mantequilla de cacahuate y ketchup.
Lo que más incomodó a Jason fue el darse cuenta de que no era él el objetivo del proyectil, sino el chico sentado a lado suyo. Se le veía como un típico blanco fácil, canijo, encogido y, a juzgar por el acné e incipiente pelusilla en la barbilla, quizá hubiese reprobado varios cursos.
En cualquier caso, se trataba de una chica, pelirroja y pecosa, la que estaba tirándole los trocitos al compañero de Jason, que se le quedaban pegados en el pelo castaño rizado.
—¡Hey!
Jason empezó a ponerse en pie, pero el chico a su lado volvió a hundirlo en su asiento.
—Ya estás en periodo de prueba—dijo, en tono serio—. Sabes a quién van a culpar si pasa algo.
Jason parpadeó dos veces.
—¿Qué?
—El director ya te amenazó con expulsión temporal si algo malo, vergonzoso, o siquiera medianamente entretenido pasa en esta salida, ¿recuerdas?
Sólo entonces reconoció él con quien hablaba. Se le notaba bastante más joven y falto de presencia, de confianza, pero indudablemente Jason estaba hablando con el amigo sátiro de Percy Jackson, Grover Underwood.
—Grover... ¿de qué estás hablando? ¿Qué está pasando?
Jason hubiese hecho más preguntas si, en ese mismo momento, el chico en el asiento de delante suyo no hubiese caído estrepitosamente al suelo del autobús.
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El Ladrón y el Rayo
FanfictionHay que tener mala suerte para despertarse en un autobús escolar sin memorias de cómo llegaste allí, luchar contra monstruos y terminar en un campamento griego para semidioses. Pero hay que tener una mala suerte astronómica para pasar por eso mismo...