Jason estaba acostumbrado a tener sueños extraños, pero no estaba preparado para lo que vio.
Se veía a sí mismo, sólo entre vientos huracanados, herido en brazos y piernas por flechas que caían desde el cielo. Frente a él se alzaba un hombre montado en un imponente caballo blanco, apuntándole con una lanza, mirándole con terrible odio en sus ojos inyectados de sangre.
Debió despertarse varias veces, pero lo que oía y veía no le hacían mucho sentido, así que volvía a quedarse inconsciente. Recordaba estar descansando en una cama suave, alguien dándole cucharadas de algo que reconoció como ambrosía. Una chica de cabello rubio rizado le estudiaba con un francamente incómodo detenimiento.
—¿Qué va a pasar en el solsticio de verano?—preguntó ella, al ver a Jason con los ojos abiertos.
—¿Qué?—masculló él.
Ella miró alrededor, como si temiera que alguien le oyese.
—¿Qué está pasando? ¿Qué es lo que han robado? ¡Sólo tenemos unas semanas!
Jason parpadeó dos veces, tratando de aclarar su visión y su cabeza. Ella se le hacía conocida, pero su cerebro aún no terminaba de reiniciarse.
—Lo siento—murmuró—, no sé...
Alguien llamó a la puerta, y la chica le llenó la boca rápidamente de ambrosía.
La siguiente vez que Jason despertó, la chica se había ido.
Un tipo rubio y fornido, con aspecto de surfista, estaba de pie en una esquina de la habitación, vigilándole. Tenía ojos azules—por lo menos una docena de ellos—en las mejillas, en la frente y en el dorso de las manos.
Cuando por fin recobró la conciencia plenamente, no había nada raro alrededor. Estaba sentado en una tumbona en un espacioso porche, contemplando un prado de verdes colinas. La brisa olía a fresas. Tenía una manta encima de las piernas y una almohada detrás de la cabeza. Todo estaba muy bien, pero sentía la boca como si un escorpión hubiera anidado en ella. Tenía la lengua seca y estropajosa, y le dolían los dientes.
—¿Hola?
A su lado, habiendo estando velando por él durante las últimas horas, Piper se sobresaltó tanto que se le cayó su recientemente adquirida daga.
—¡Estás despierto!
—No te hagas la sorprendida—Jason esbozó una sonrisa—. ¿Qué... qué ha pasado? Recuerdo al Minotauro y...
—¿Te acuerdes de quién soy yo?
Jason trató de reírse, pero hizo una mueca de dolor.
—Ya hemos tenido antes esta conversación—reconoció—. Pero tranquila, Piper, ya he tenido suficiente amnesia para toda una vida.
Piper se sintió tan aliviada que estuvo a punto de echarse a llorar. Le ayudó a incorporarse y le dio néctar para que bebiera mientras lo ponía al corriente.
—Tengan cuidado con eso—dijo una voz familiar.
Grover estaba recostado contra la barandilla del porche, con aspecto de no haber dormido en una semana. Debajo del brazo llevaba una caja de zapatos. Vestía vaqueros, zapatillas altas Converse y una camiseta anaranjada con la leyenda "Campamento Mestizo".
—Nos salvaron la vida, a mi, a Leo y a ustedes mismos—dijo Grover—. Y yo... bueno, lo mínimo que podía hacer era... volver a la colina y recoger esto. Pensé que querrías conservarlo, Piper.
Dejó la caja de zapatos en el regazo de la joven con gran reverencia.
Contenía un cuerno blanquinegro, astillado por la base, donde se había partido. La punta estaba manchada de sangre reseca.
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El Ladrón y el Rayo
FanfictionHay que tener mala suerte para despertarse en un autobús escolar sin memorias de cómo llegaste allí, luchar contra monstruos y terminar en un campamento griego para semidioses. Pero hay que tener una mala suerte astronómica para pasar por eso mismo...