Epílogo 3

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Pipe's pov:

12 de junio de 2029

Hoy me casaba con el amor de mi vida, después del nacimiento de mi hija, un mes después, para ser exactos, le pedí matrimonio, y ella aceptó, para mi suerte.

Desde entonces, estuvimos preparando la boda y claro, atendiendo a la pequeña Isla, que cada día se parecía más a su madre, menos por los ojos y la nariz, y espero que la altura también sea mía.

Ahora le estaba dando el biberón, o bueno, se lo estaba dando ella misma mientras correteaba por el piso mientras que yo me ajustaba la pajarita con ayuda de mi madre.

- ¿Vos viste el vestido de Mía? – pregunté

- Pues claro... va hermosa, ya la verás

Me ponía feliz que siempre se llevaran tan bien mi madre y Mía, para mi mamá, Mía era como una más de la familia, incluso antes de que Isla apareciera en nuestras vidas.

- Isla, vení – la llamé – te tenemos que poner bella para ver a mamá

La bebé me miró y sonrió, mostrando sus cuatro dientecitos.

La llevé al baño y le puse un vestidito rosa pastel, que le había comprado Mía hace unas semanas, y luego le hice dos coletitas, le di el chupete y preparé su bolsa para que no llorara durante la ceremonia y fiesta.

Acto seguido, mi madre, Isla y yo nos fuimos al lugar donde celebraríamos, tuvimos que poner el maps porque no me acordaba donde estaba. Cuando llegué, bajé a mi hija del coche y guardé la chaqueta que le había traído, hacía el suficiente calor como para que pudiera ir como iba.

Como estábamos en España, sobre estas fechas el calor se hacía presente, así que no había pedo con que mi niña fuera en manga corta.

Al entrar al lugar, todos comenzaron a felicitarme, estuve hablando con ellos hasta que el coche de Mía llegó, Carlos se llevó a su sobrina para sentarla y yo me tapé los ojos para no ver a Mía.

- Pipe, puedes abrir los ojos – escuché a mi prometida hablar

- Hasta que no te vea en el altar no

- Idiota – rió ella, yo le tiré un beso

La música sonó, indicando que yo y mi madre ya podíamos entrar al altar. Mi madre se sentó al lado de mi suegra y la música de Mía se hizo presente, ella entró agarrada de su padre, iba hermosa. Llegó al altar y nos sentamos, escuchando al juez que nos casaría.

- Yo, Felipe González, te quiero a ti como legítima esposa y me entrego a ti. Prometo serte fiel en las alegrías y en las penas, en la salud y en la enfermedad, todos los días de mi vida – dije, mirándola a los ojos, esos hermosos ojos marrones que me enamoraron desde que la vi por primera vez

- Yo, Mía García, te quiero a ti como legítimo esposo y me entrego a ti. Prometo serte fiel en las alegrías y en las penas, en la salud y en la enfermedad, todos los días de mi vida – dijo ella, sonriéndome

Los anillos llegaron de mano de mi primo pequeño y la sobrina de Mía.

- Recibe esta alianza en señal de mi amor y fidelidad hacia ti – dije, poniéndole el anillo a Mía

- Recibe esta alianza en señal de mi amor y fidelidad hacia ti – dijo ella repitiendo mi acción

- Puede besar a la novia – dijo el juez

Yo la agarré de la nuca y la besé, escuchando los aplausos de los presentes.

Luego Matías y Juani firmaron como testigos de matrimonio y nos hicimos varias fotos con la familia y amigos. Al salir, nos llovió arroz a cantidades exageradas.

𝒮𝓀𝓎𝒻𝒶𝓁𝓁 /// Pipe OtañoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora