Reflejo Oscuro: La Sombra Interior

Reflejos Distorsionados

Desde la perspectiva del señor Michael Fiore, todo era claro y nítido, cada acción meticulosamente planeada, cada asesinato una obra maestra de su verdadera esencia. Michael Fiore no era más que un reflejo oscuro de Castiel Sinclair, una identidad construida para canalizar la oscuridad que habitaba en lo más profundo de su mente.

Michael Fiore había comenzado a tomar forma años atrás, durante un caso particularmente perturbador que involucraba a Jonathan Reese. A medida que Castiel investigaba a Reese, Michael empezó a surgir, inicialmente como una voz sutil, un susurro en la mente de Castiel que lo empujaba a cuestionar sus propios límites. Pero con el tiempo, esa voz se convirtió en algo más tangible, en una presencia que Castiel no podía ignorar.

La obsesión de Michael por Castiel creció alimentada por cada fragmento de información que recopilaba. Los recortes de periódico, las notas de los casos, las fotografías de las escenas del crimen, todo se convirtió en un altar a la dualidad de su existencia. Michael se fascinaba con la vida de Castiel, con sus éxitos y sus fracasos, con su lucha constante por mantener el control. Era una obsesión que se manifestaba en un estudio minucioso de cada detalle, en una necesidad insaciable de comprender y eventualmente suplantar a su otro yo.

Un día, mientras revisaba antiguos archivos en la biblioteca de la policía, Michael encontró un recorte de periódico que describía uno de los primeros casos de Castiel. El artículo detallaba cómo Castiel había resuelto un complejo asesinato que involucraba a una red de traficantes de personas. La admiración que Michael sentía por Castiel se mezcló con una envidia corrosiva.

-¿Cómo puede alguien ser tan brillante y, al mismo tiempo, tan ciego? -se preguntó Michael en voz alta, su voz resonando en la silenciosa sala de archivos. Una sonrisa torcida se dibujó en su rostro mientras dejaba caer el recorte de periódico en su cuaderno de recortes.

El primer asesinato que Michael cometió fue un acto de desafío, una prueba de su control y de su poder. Eligió a su víctima con cuidado, alguien que no tenía conexión directa con Castiel pero que, de alguna manera, representaba una amenaza para su existencia. Cada paso del crimen fue ejecutado con precisión, cada detalle cuidadosamente considerado para evitar levantar sospechas. Al limpiar la escena del crimen, Michael sintió una sensación de euforia, una realización de que había encontrado su propósito.

-Esto es solo el comienzo -murmuró para sí mismo mientras limpiaba meticulosamente la sangre de sus manos. Su risa baja y escalofriante llenó el silencio de la noche.

A medida que los asesinatos continuaban, Michael se volvía más audaz, más seguro de sí mismo. La brecha entre su identidad y la de Castiel se profundizaba, creando un abismo en el que la cordura de Castiel empezaba a desmoronarse. Cada crimen era una declaración de poder, un recordatorio de que Michael era la verdadera fuerza detrás de las acciones de Castiel.

Michael estudió cada movimiento de Castiel, cada caso que investigaba, cada interacción que tenía con sus colegas y amigos. Mantuvo un registro detallado, una bitácora de la vida de Castiel que se convertía en un mapa de su propia existencia. Para Michael, Castiel era un enigma que debía ser resuelto, una entidad que debía ser comprendida y, eventualmente, superada.

La muerte de la Dra. Evelyn Harper fue un punto de inflexión. Michael había observado las sesiones de Castiel con ella, había escuchado cada confesión, cada fragmento de duda y miedo que Castiel compartía. La eliminación de Evelyn no solo fue un acto de violencia, sino una forma de afirmar su dominio sobre Castiel. Al asesinarla, Michael no solo borró una posible amenaza, sino que también envió un mensaje claro: la oscuridad siempre prevalece.

-Pobre Evelyn, pensaste que podrías ayudarlo, ¿verdad? -dijo Michael en voz baja, mirando el cuerpo sin vida de la psicóloga-. Pero solo yo puedo entenderlo realmente.

Mientras limpiaba meticulosamente la escena del crimen, Michael se regodeaba en su control absoluto. No había remordimientos, no había dudas. Cada movimiento era calculado, cada acción un reflejo de su verdadera naturaleza. Al borrar cada huella, se aseguraba de que la dualidad de su existencia permaneciera oculta, que la verdad de su identidad solo se revelara cuando él decidiera que era el momento adecuado.

-Perfecto -susurró Michael, admirando su trabajo finalizado-. Nadie sospechará nada.

Con la perspectiva de Michael Fiore llegando a su fin, la dualidad de Castiel Sinclair se volvía cada vez más evidente. La lucha interna entre sus dos identidades estaba lejos de resolverse, y el abismo entre la realidad y la locura continuaba expandiéndose. La batalla por el control de su mente apenas comenzaba, y la oscuridad siempre encontraba su camino.