🍒﹕La historia va estar narrada después del rescate de Griffith, en esta historia, a Griffith no le cortaron ni la lengua ni ninguno de sus tendones, pero si tenia el cuerpo muy dañado por las torturas. Aquí, el grupo logra escaparse y se están escondiendo por un tiempo, velando mas por la recuperación de Griffith.
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Griffith estaba postrado en cama, aún muy maltrecho como para moverse mucho, pero mejor de lo que estaba en aquella horrible prisión. Se sentía débil, sin fuerzas para hacer nada. Sabía que todos los de la Banda del Halcón estaban preocupados por él, algunos con la conciencia cargada por haber dejado pasar tanto tiempo antes de ir a rescatarlo, por no haber podido evitar que eso le sucediera al gran líder del grupo mercenario.
Pensar en todo eso solo lo hacía caer en un círculo profundo de melancolía. Se sentía tan inútil e inservible para su banda en comparación con antes, cuando era considerado un héroe. Se arrepentía de muchas de sus decisiones del pasado.
Había cosas que le dolían profundamente, y otras que prefería no recordar porque sabía que nunca las superaría, como cuando en aquel invierno, Guts decidió marcharse para seguir su propio camino. Muchos miembros del grupo intentaron detenerlo, lo llamaron para que intentara convencerlo de que se quedara, pero Guts lo rechazó. En respuesta, Griffith lo retó a un combate y, para sorpresa de todos, el duelo terminó en una sola estocada, con Guts como vencedor. Recordarlo le ocasionaba una gran opresión en el pecho, porque desde que Guts lo había abandonado, nada había sido igual y todo lo que siguió fue aún peor.
No sabía por qué, pero cuando lo rescataron y vio a Guts, con esa mirada aterrorizada, mezclada con furia, frustración, miedo e ira al verlo en ese estado, sintió tanta pena. No quería dar lástima, menos a él. Pero cuando sintió los brazos fuertes de Guts levantándolo con delicadeza para sacarlo de esa mazmorra, se sintió tan bien, tan protegido y querido. Desde entonces, Guts había estado cuidándolo.
Al principio, Guts se quedaba fuera de la carpa donde Griffith estaba, como un perro guardián. Griffith había notado que casi no se movía de ahí, permanecía todo el día y hasta dormía afuera. Esto lo conmovía más de lo que quería admitir. Trataba de eliminar los sentimientos que tenía hacia Guts, no le gustaba tenerlos, siempre lo hacían sentir vulnerable.
Uno de los días que Casca entró en su carpa para ayudarle a comer, le pregunto. - Él sabe que puede entrar, ¿verdad?
Casca esbozó una sonrisa medio triste. - Ya sabes cómo es su temperamento. ¿Quieres que se lo diga?
Griffith lo pensó un momento, no sabía si estaba listo para verlo, pero aún así respondió: - Sí, es molesto tenerlo afuera.
Casca le devolvió una pequeña sonrisa, su rostro relajado. - Claro, me aseguraré de que lo sepa.
Esa noche, Casca volvió con la cena en sus manos y detrás de ella estaba Guts. Griffith se perdió en sus ojos, luego lo analizó de la cabeza a los pies. Habían cosas que habían cambiado en él, pero aún así, lograba hacer que los sentimientos de Griffith se descontrolaran con una sola mirada. Guts estaba muy nervioso, lo que hizo reír a Griffith, aunque apenas un poco, pues aún no se recuperaba del todo. Casca se sentó en la silla junto a la cama de Griffith, sabía que ambos necesitaban hablar y ya estaba harta de que se ignoraran. Entonces, dejó el plato de la cena y se levantó.
- Acabo de recordar que tengo que hacer guardia hoy. ¿Podrías ayudar tú a Griffith a cenar? - dijo mirando a Guts a los ojos, con una mirada cómplice.
Sin esperar respuesta se despidió con un "Genial, muchas gracias. Nos vemos mañana."
Guts maldijo en voz baja, luego miró a Griffith. Le dolía verlo así, se sentía tan culpable. Si tan solo se hubiera quedado a su lado para protegerlo, él no estaría así. Todo era su culpa y eso lo iba a torturar hasta el fin de sus días.
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Redención
FanfictionDespués del "Rescate del Halcón", Griffith enfrenta un difícil proceso de recuperación, Guts, cargado de culpa y arrepentimiento por haberlo abandonado, dedica todo su tiempo y esfuerzo a cuidar de él.