And more love.

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Guts despertó lentamente, sintiendo el calor de Griffith a su lado. El sol comenzaba a filtrarse a través de las rendijas de la tienda, bañando el interior con una luz dorada y suave. La pequeña carpa, aunque austera, se sentía cálida y acogedora con la presencia de Griffith a su lado.

Griffith seguía dormido, con una sonrisa serena en su rostro. Sus facciones parecían esculpidas por la luz del amanecer, casi angelicales. Guts se quedó observándolo un momento, maravillado por lo apacible que se veía. Lentamente, sin querer interrumpir su descanso, extendió su mano para acariciar suavemente su cabello plateado. Griffith suspiró entre sueños, moviéndose ligeramente antes de abrir los ojos, encontrándose con la mirada de Guts.

—Buenos días, amor —murmuró Griffith, su voz aún ronca por el sueño, estirando los brazos con languidez y sonriendo al ver a Guts tan cerca.

Guts sonrió, inclinándose para besarle suavemente en la frente—. Buenos días. ¿Dormiste bien?

—Mucho mejor desde que estás a mi lado —respondió Griffith, rodeándolo con sus brazos y atrayéndolo hacia sí. Guts sintió el calor del cuerpo de Griffith contra el suyo, y ambos quedaron envueltos en un abrazo suave, pero cargado de afecto.

Guts se dejó caer sobre él, hundiendo su rostro en el cuello de Griffith, inhalando su aroma. Le gustaba la sensación de seguridad que le brindaba este tipo de momentos, lejos de la violencia y la guerra.

—¿Qué planes tienes para hoy? —preguntó Guts al fin, rompiendo el silencio con una sonrisa juguetona mientras alzaba la cabeza para mirar a Griffith a los ojos.

Griffith, con una sonrisa traviesa en los labios, deslizó sus manos por los brazos de Guts—. Pensaba que podríamos pasar el día juntos... Si te parece bien —dijo, inclinándose para darle un beso lento, lleno de ternura.

—Me parece perfecto —respondió Guts, regresando el beso con igual pasión. Se permitió perderse en él unos momentos más, pero luego se separó, riendo entre dientes—. Aunque creo que deberíamos alistarnos primero. No podemos pasar todo el día en la cama, ¿verdad?

Griffith levantó una ceja, fingiendo pensarlo mientras pasaba sus dedos por la mandíbula de Guts—. Podríamos intentarlo... —bromeó, sus labios rozando los de Guts mientras hablaba—. Pero sería un desperdicio de todo este hermoso día.

—Tienes razón —admitió Guts, riendo antes de inclinarse para besarle la nariz, provocando una suave risita de Griffith—. Aunque no me importaría pasar otro rato más aquí contigo.

Ambos se quedaron en silencio por unos instantes, disfrutando de la intimidad. Sin embargo, la luz del sol continuaba filtrándose con más fuerza, recordándoles que el día no esperaría por ellos.

—Supongo que deberíamos vestirnos —dijo finalmente Griffith, estirándose antes de sentarse en el borde de la cama improvisada. Guts lo observaba, apreciando cada movimiento elegante mientras Griffith se levantaba y comenzaba a vestirse.

Guts se levantó también, aunque de manera más desordenada, y empezó a buscar su ropa. Griffith, ya poniéndose su camisa, lo observaba con una sonrisa divertida.

—Deberías ser más cuidadoso con tus cosas —comentó Griffith, mirando cómo Guts revolvía sus pertenencias para encontrar su armadura y ropa.

—No todos somos tan meticulosos como tú —respondió Guts, lanzándole una mirada cómplice antes de ponerse la camisa.

Mientras se vestían, la conversación giró hacia el futuro.

—¿Te has preguntado cómo se tomarán nuestra relación los demás? —preguntó Griffith, sus ojos buscando los de Guts.

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