Dame tu mano

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Había una vez un hombre atormentado por la ausencia de su amada. Él se encontraba en un lugar oscuro y desolado, donde la locura comenzaba a carcomer su mente. Cada noche, antes de dormir, rogaba en silencio por la mano de su amada que lo sacara de su tormento.

La desesperación lo consumía y sus gritos de auxilio resonaban en las paredes frías de su habitación. Sin embargo, su amada no aparecía. Se sentía abandonado, traicionado por aquel que prometió estar a su lado en las buenas y en las malas.

Una noche, en medio de su angustia, el hombre escuchó una voz susurrante en la oscuridad. Era una voz suave y melodiosa, que le decía "Dame tu piadosa mano para no caer en la locura. Dámela. Solo extiéndela para poder agarrarte y no caer en la desesperación de estar sin ti."

El hombre sintió un escalofrío recorrer su espalda al escuchar esas palabras. Se levantó de la cama y miró a su alrededor, pero no había nada más que oscuridad a su alrededor. Sin embargo, la voz seguía susurrando en su oído, instándolo a extender su mano en busca de ayuda.

Con miedo y esperanza a partes iguales, el hombre extendió su mano hacia el vacío, esperando encontrar a su amada al otro lado. De repente, una mano fría y delicada se posó sobre la suya, envolviéndola con su calor. Era la mano de su amada, que finalmente había acudido a su llamado.

Las lágrimas brotaron de los ojos del hombre al sentir el contacto de aquella mano que tanto había anhelado. Se aferró a ella con fuerza, sintiendo cómo la desesperación y la locura se disipaban de su mente. Por fin, había encontrado la paz que tanto había buscado.

Sin decir una palabra, el hombre dejó que su amada lo guiara fuera de aquel lugar oscuro y desolado. Juntos caminaron hacia la luz, dejando atrás la oscuridad que los había separado por tanto tiempo. La mano de su amada se convirtió en su ancla, su salvación en medio de la tormenta.

Con cada paso que daban, el hombre sentía cómo la esperanza renacía en su pecho. Sabía que, mientras tuviera la mano de su amada entre las suyas, nada podía hacerle daño. Juntos eran invencibles, capaces de superar cualquier obstáculo que se interpusiera en su camino.

Al fin, llegaron a un prado bañado por la luz del sol, donde las flores silvestres bailaban al compás del viento. El hombre se arrodilló ante su amada, sosteniendo su mano con devoción. "Gracias por venir a rescatarme", dijo con voz temblorosa. "No sé qué haría sin ti."

La amada le sonrió con ternura, acariciando su rostro con dulzura. "Nunca más dejaré que la oscuridad nos separe", dijo con firmeza. "Juntos somos más fuertes que cualquier cosa que se interponga en nuestro camino."

Y así, el hombre y su amada se fundieron en un abrazo eterno, prometiéndose amor y lealtad más allá de la eternidad. La locura y la desesperación quedaron atrás, reemplazadas por la luz del amor verdadero que los guiaba en su camino.

Desde ese día, el hombre supo que nunca más estaría solo. Con la mano de su amada aferrada a la suya, caminaba con paso firme hacia un futuro lleno de esperanza y felicidad. Juntos, eran invencibles, capaces de enfrentar cualquier desafío que la vida les pusiera por delante.

Y así, la historia del hombre atormentado por la ausencia de su amada se convirtió en un cuento de amor y redención, donde la fuerza del amor pudo vencer incluso a la más profunda oscuridad. Nunca más volvió a caer en la locura, pues tenía la mano de su amada para guiarlo en todo momento.

Y juntos, se perdieron en el horizonte, dispuestos a enfrentar cualquier adversidad que se cruzara en su camino. Porque cuando se tiene el amor verdadero a tu lado, no hay nada que no se pueda superar. Y así, vivieron felices para siempre, unidos por la mano que los sostuvo en los momentos más oscuros de sus vidas

Butterfly Land |Mini Cuentos|✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora