entre letras

26 21 0
                                    

Era un día de primavera cuando recibí la primera carta de Carolina. La había conocido en una fiesta semanas atrás y desde entonces no podía sacarla de mi mente. Su risa contagiosa y su forma de ser tan natural y divertida me habían conquistado por completo. Así que cuando abrí el sobre y vi su letra bonita y delicada, mi corazón dio un salto de emoción.

Entre letras me escribiste que era la chica más divertida y loca que habías conocido. Que mi personalidad te recordaba a una vieja amiga, pero de una manera única y especial. Me decías que disfrutabas cada momento a mi lado y que esperabas poder compartir muchos más juntos. Tu sinceridad y ternura se reflejaban en cada palabra escrita, y yo no podía evitar sonreír mientras leía tus confesiones.

Desde ese día, nuestras cartas se convirtieron en el hilo conductor de nuestra relación. Nos escribíamos casi a diario, compartiendo nuestros pensamientos, emociones y sueños más profundos. Descubríamos poco a poco los gustos y las pasiones del otro, creando un lazo único y especial que iba más allá de las palabras escritas en papel.

En cada carta, Carolina adornaba sus palabras con pequeños dibujos y frases ingeniosas que me hacían reír a carcajadas. Su creatividad y su sentido del humor me conquistaban cada vez más, haciéndome sentir afortunado de tenerla en mi vida. Y yo, por mi parte, me esforzaba por expresar mis sentimientos de la manera más sincera y profunda posible, deseando que cada palabra que salía de mi pluma pudiera transmitirle todo el amor que sentía por ella.

Nuestras cartas se volvieron cada vez más íntimas y emotivas, revelando nuestros miedos, deseos y anhelos más profundos. Nos confesábamos nuestros secretos más oscuros y nos apoyábamos mutuamente en los momentos difíciles. La complicidad que habíamos creado a través de las letras era tan fuerte que parecía que nos conocíamos de toda la vida, a pesar de que apenas llevábamos unas semanas escribiéndonos.

Poco a poco, la amistad que había surgido entre Carolina y yo se fue transformando en algo más. Las cartas se llenaron de declaraciones de amor y promesas de eterna fidelidad, y nuestros corazones se fueron enlazando de una manera que ni siquiera la distancia podía romper. A pesar de que vivíamos en ciudades diferentes, nuestras almas se encontraban a través de las líneas escritas en papel, creando un lazo indestructible que nos unía en cuerpo y alma.

Finalmente, después de meses de escribirnos infinidad de cartas, decidimos encontrarnos en persona. El día en que nos vimos cara a cara fue mágico y lleno de emociones. Carolina corría hacia mí con los brazos abiertos y una sonrisa radiante en el rostro, y en ese momento supe que había encontrado a la persona que había estado buscando durante toda mi vida.

Nos abrazamos con fuerza, sin poder contener las lágrimas de felicidad que brotaban de nuestros ojos. Nos besamos con pasión, sellando nuestro amor con un gesto tan simple y a la vez tan profundo. Y en ese instante, supe que había sido entre letras como nos habíamos enamorado, pero que sería entre abrazos y besos como seguiríamos escribiendo nuestra historia juntos.

Carolina y yo vivimos una historia de amor única e irrepetible, llena de pasión, complicidad y felicidad. A día de hoy, seguimos escribiéndonos cartas y mensajes de amor, recordando siempre el día en que nuestras vidas se cruzaron de la manera más inesperada y hermosa. Y aunque el tiempo pase y las circunstancias cambien, sé que nuestro amor seguirá siendo eterno y verdadero, porque fue entre letras como nos enamoramos, pero será entre abrazos como seguiremos amándonos para siempre.

Butterfly Land |Mini Cuentos|✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora