el silencio (1)

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En una pequeña ciudad costera, vivía una joven llamada Valentina. Valentina era conocida por su bondad y su manera única de expresar sus sentimientos a través de las palabras. Se decía que las palabras que salían de su boca eran como una caricia para el alma, un consuelo en los momentos difíciles y un refugio en medio de la tormenta.

Valentina tenía una pasión por la poesía y pasaba horas escribiendo versos que hablaban de amor, amistad y esperanza. Sus poemas eran conocidos en toda la ciudad y la gente venía a ella en busca de consuelo y aliento en los momentos de tristeza y confusión.

Un día, Valentina conoció a un joven llamado Juan. Juan era un artista talentoso que llevaba consigo una profunda tristeza que no podía expresar con palabras. Valentina se sintió atraída por él de inmediato y decidió acercarse para ayudarlo a sanar sus heridas emocionales.

A medida que pasaban tiempo juntos, Valentina descubrió que la verdadera belleza de Juan residía en su arte. Sus pinturas eran una expresión de su dolor y su soledad, pero también de su esperanza y su deseo de encontrar la felicidad.

Valentina decidió escribir un poema para Juan, en el que expresaba todo lo que sentía por él. Sus palabras eran como un bálsamo para el corazón herido de Juan, quien se sintió conmovido por la sinceridad y la ternura de sus sentimientos.

A partir de ese momento, Valentina y Juan se convirtieron en inseparables. Se apoyaban mutuamente en cada paso del camino, compartiendo risas, lágrimas y momentos de profunda conexión emocional.

Una noche, bajo el resplandor de la luna llena, Juan llevó a Valentina a la playa. Allí, en medio del susurro de las olas y el brillo de las estrellas en el cielo, le confesó su amor de una manera única y creativa.

Juan había creado una instalación de arte en la arena, en la que había escrito con piedras las palabras "Te amo" en un hermoso diseño. Valentina se quedó sin aliento al ver la expresión de amor de Juan y sintió cómo sus palabras resonaban en su corazón de una manera única y profunda.

En ese momento, Valentina comprendió el verdadero poder de las palabras. No se trataba solo de decir "Te amo", sino de expresar ese sentimiento con toda la fuerza de su corazón, con cada fibra de su ser.

Desde entonces, Valentina y Juan continuaron su camino juntos, apoyándose mutuamente en cada desafío y compartiendo el amor y la pasión que sentían el uno por el otro.

Se dice que las palabras en dependencia de cómo las uses, pueden tener el mismo valor que las propias acciones. Y en el caso de Valentina y Juan, esas palabras se convirtieron en el fundamento de un amor eterno, profundo y verdadero, que perduraría para siempre en sus corazones. Un amor que se expresaba no solo en palabras, sino en el silencio que los envolvía, en el entendimiento mutuo y en la conexión emocional que los unía en un lazo indisoluble de amor y pasión.

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