capítulo 16

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La vida de Cristian se había convertido en un infierno. La ausencia de Heung-Min, había dejado un vacío insalvable en el vestuario.

Sumado a la frustración y al agotamiento emocional, Romero tuvo que cargar con la pesada responsabilidad de ser el nuevo líder de los Spurs.

Ponerse la camiseta del Tottenham ya no era un acto de orgullo, sino una carga aplastante. Cada vez que se enfundaba en ella, sentía cómo los hilos de su pasión se desgarraban uno a uno. El espíritu del equipo se desvanecía, y él luchaba por mantenerlo a flote, pero las olas de la adversidad amenazaban con ahogarlo.

Aunque su nombramiento inicialmente fue bien recibido, todo se complicó cuando los fanáticos de Heung-Min comenzaron a tergiversar los videos y fotos que circulaban de ellos jugando o haciendo travesuras.

El accidente con Heung-Min, aquel empujón capturado por las cámaras en medio de un partido, se convirtió en el foco de atención de los moralistas y los dueños de la verdad. Los titulares sensacionalistas se cernían sobre él como buitres hambrientos, listos para desgarrar su reputación en pedazos.

Quién iba a creer que ese hecho, que lo tuvo sometido a la voluntad de Sonny durante largos meses hasta conseguir su perdón, sería el motivo por el cual recibiría una multa monetaria por xenofobia y agresión. Pero Romero sabía que revelar la verdad solo alimentaría más el morbo de los medios. Así que guardaba silencio, tragándose la frustración y la impotencia.

A veces sentía la necesidad de huir lejos, de nunca más volver a vestir los colores de esa camiseta. Sentía que el mismo equipo estaba apagando su espíritu y hambre de gloria. Sin embargo, el amor que tenía hacia Sonny era suficiente para que siguiera luchando por un milagro que quizás nunca llegaría.

Después de un fin de semana agitado, donde apenas finalizó el partido y se subió a un avión rumbo a Corea, el argentino solo tenía una meta en mente: ver a su amigo

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Después de un fin de semana agitado, donde apenas finalizó el partido y se subió a un avión rumbo a Corea, el argentino solo tenía una meta en mente: ver a su amigo. Ni siquiera se dirigió directamente a su nuevo hogar temporal, para que los Son, no lo obligaran a descansar.

Sin embargo, ahora agradecía haberles ocultado su viaje. Si no lo hubiera hecho, nunca se habría enterado de la verdad

—Repite lo que dijiste

El cordobés sintió cómo la ira se apoderaba de él, una furia que ardía en su pecho y amenazaba con consumirlo por completo. La noticia de lo que planeaban hacerle a su amigo lo golpeó como un puñetazo en el estómago. 

No podía permitirlo, no podía quedarse de brazos cruzados mientras los especialistas, por falta de presupuesto estaban cancelando el tratamiento de quien amaba.

Sonny, ya sea en su forma humana o animal, era mucho más que un simple amigo para el. Era su compañero, su otra mitad. La conexión entre ellos trascendía las palabras y se manifestaba en gestos, miradas y emociones compartidas. Por eso, Cristian estaba dispuesto a protegerlo a toda costa, incluso si eso significaba aprovecharse de los más vulnerable.

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