Capítulo 2

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Al día siguiente, el despertador sonó estridente junto a la cama de Hikaru, interrumpiendo su sueño profundo. Con un suspiro, abrió los ojos y miró la hora en el reloj digital: era hora de levantarse para prepararse para el día. Sin embargo, se sentía cansado y sin ganas de moverse, dejando que la alarma siguiera sonando por unos minutos más.

Kiriko entro a la habitación con un portazo y diciendo.— ¡Es hora de levantarse Hermano!

Mientras tanto, en la cocina, Kenma y Kuroo estaban ocupados preparando el desayuno juntos. Entre risas y bromas, compartían momentos de intimidad y complicidad. En un momento dado, se detuvieron para darse un beso apasionado, demostrando el amor que compartían.

— Anoche te desconocí Kenma.— Dijo entre besos Kuroo con picardía. Sosteniendo la pequeña cintura de su omega, mientras pegaba más su cuerpo al suyo.

— Cállate.— Hablo el teñido pegando sus manos en las mejillas para profundizar aquel beso.

Abajo, Hikaru y Kiriko escucharon los sonidos procedentes de la cocina y finalmente se decidieron a bajar. 

Al ver a sus padres besándose, frunció el ceño y comentó en tono de broma:

— Es asqueroso verlos tan amorosos a esta hora.

Kuroo, sin perder la compostura y con una sonrisa divertida, respondió: —Algún día, tú también darás muchos besos a tu futura pareja.

Kiriko, curiosa como siempre, intervino con una pregunta inocente:

— ¿Yo también daré muchos besos, papá?

— No.

Kenma, observando la escena, no pudo contener la risa ante la respuesta directa de Kuroo.

— Papá siempre es claro en sus respuestas, ¿verdad? — dijo Hikaru, sonriendo mientras tomaba asiento en la mesa.

— Siempre lo es.— afirmó Kenma con una risa suave, mientras continuaban con la preparación del desayuno.

La mañana transcurrió con risas y el aroma del desayuno llenando la casa. Hikaru, Kiriko y Kuroo se despidieron de Kenma en la cocina mientras terminaban de desayunar. 

Kenma se levantó y dijo con seriedad:— Me voy al hospital ahora. Akashi necesita mi apoyo. Tengan buen día en la escuela niños.

Kuroo asintió con comprensión. — Entendido. Saldré temprano de la oficina para alcanzarte allí.

Ambos se miraron, compartiendo un momento de solidaridad antes de que Kenma saliera de la casa.

— Ahora terminen de arreglarse.

Después de asegurarse de que hayan terminado. Kuroo acompañó a sus hijos hacia sus respectivas escuelas.

Primero, dejaron a Kiriko en su escuela primaria. Kuroo se detuvo frente al edificio y le dio un beso en la frente.

— Diviértete en tus clases, princesa. ¡Nos vemos más tarde, te amooo!—le dijo cariñosamente.

Kiriko asintió con una sonrisa y entró al edificio, emocionada por el día que le esperaba.Luego, Kuroo condujo hacia la escuela de Hikaru. Cuando llegaron, se estacionó frente a la preparatoria y se giró hacia su hijo.

— Aquí estamos. Ten un buen día en la escuela y en el voleibol, te amo —dijo Kuroo, sonriendo con orgullo.

Hikaru asintió y abrió la puerta del auto. — Gracias, papá. Nos vemos después.

Kuroo le dio un apretón en el hombro antes de que Hikaru saliera y se dirigiera hacia el edificio escolar. Con una última mirada de despedida, Kuroo condujo hacia su trabajo, sabiendo que había comenzado el día asegurándose de que sus hijos estuvieran bien encaminados.

My Heart Is Yours | KuroKenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora