Día 4. Rut/Dirty Talk

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Ship: AppleRadio

AU, Omegaverse, boypussy, breeding/impregnation kink

Disfruten!

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El Infierno esperaba impaciente por el anuncio del próximo heredero al trono, hace cuatro años fue la boda de los reyes, y desde entonces ha sido un tema de conversación muy concurrente entre todos los Anillos.

Por supuesto que Alastor, el demonio de la radio, y omega del rey, deseaba ser preñado por su esposo a como diera lugar, sin embargo siempre tenían la mala suerte de que Lucifer viajaba seguido por cuestiones con el Cielo, o con los demas pecados para peor, durante su celo, que era donde tenían muchas más posibilidades de concebir.

Y no tenía otra alternativa que sufrir la horrible oleada lejos de su alfa, la única compañía que siempre tenía en esos días eran sus dedos, encargados de ser un mal sustituto del enorme falo que tanto extraña sentir como le folla su estrecho coño, el glande golpeando la punta de su útero hasta drenar cada gota de semen y guardarlo ahí para engendrar a sus cachorros.

La sola idea de pensar algo así humedece su entrada hinchada, necesita de la verga de su esposo; gime sumamente desesperado debido al estado de frenesí con el que tres dedos crean intromisiones violentas dentro suyo, de vez en cuando sus piernas se tensan por la estimulación en ese delicioso punto que al ser tocado repetidas veces sus ojitos se vuelquen, o los tiernos sonidos de su boca broten en chillidos sumisos.

Alastor trata de aferrarse a la almohada debajo de su cabeza, más lo único que logra es arañarla torpemente; no le es suficiente alcanzar el cuarto orgasmo, ignora la sensibilidad en su clitoris y su interior estirado, nada lo iba a satisfacer, nadie además de Lucifer.

Curiosamente su tercer día de celo siempre resultaba ser el peor en el sentido de que su líbido aumenta de forma tan patética que pasaba horas complaciendose sin una pizca de autocontrol; no pueden culparlo, está en la cúspide de su fertilidad, y su mayor deseo es darle hijos a su amado alfa.
No existe otro pensamiento en su mente, el anhelo de ser madre de muchos cachorros le parece increíble, sobre todo llevarlos en su vientre.

Con esa fantasía pasando frente a sus ojos, gimotea con debilidad y usando su voz de omega pronuncia el nombre de su esposo, la esperanza de que llegue para tranquilizar el insaciable líbido que lo apodera lo alenta a meterse los dedos con mayor rapidez.

¡L-Luci..!— Una y mas veces llamó al rubio, mojandose, lloriqueando, y suplicando que su alfa esté a su disposición.

La suerte no podría estar más de su lado en ese momento lleno de jodida insuficiencia sexual, pues el fuerte aroma a fuego combinado con café penetró en las fosas nasales del ciervo, las cuales no habían olfateado más que su propio aroma a pay de manzana y el de sus fluidos de excitación.

—Mi omega.— Llamó firme el rubio, logrando qué Alastor deje sus acciones; ambos cruzan miradas, aunque difícil para el más alto con esas lágrimas acumuladas.

A la mierda la razón por la que está ahí, para Alastor no es relevante y no lo será hasta tener la verga de Lucifer adentro.

Alfa...— Lucifer pareció no reaccionar al sumiso llamado de Alastor, pero cuando menos lo esperaba se encontraba metido entre sus piernas, quitándose las ropas superiores que estorban, luego dejándolas caer al suelo fino de madera.

—Así que esto es lo que haces cuando no estoy contigo.— El pelirrojo jadea apenado, su pecho desnudo está agitado, se nota la desesperación que tiene al respirar.— Realmente eres una puta necesitada Alastor.

ʙᴏᴛᴛᴏᴍ! ᴀʟᴀꜱᴛᴏʀ ᴡᴇᴇᴋ!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora