—¡KO! —gritó el locutor a través del micrófono.
La multitud estalló en una mezcla de reacciones, desde júbilo hasta sorpresa, y algunos incluso estaban enfadados, exigiendo una revancha. El ganador, erguido sobre su oponente inconsciente, agradecía la atención que se centraba en él, mientras el árbitro levantaba su brazo en señal de victoria.
Violeta se tapó la oreja con una mano, abriéndose paso entre un mar de gente que gritaba de forma errática. Estaba convencida de que al despertar por la mañana, se sentiría parcialmente sorda.
Algunas personas se movían para dejarla pasar, mientras que otras la miraban con desdén, pero ella las ignoró. Se sentía fuera de lugar en un evento como aquel.
El lugar, un antiguo y anodino almacén en las afueras de Madrid, se transformaba al cruzar su umbral; era como entrar en un portal que te transportaba a otro mundo.
El interior del almacén remodelado parecía un club, iluminado por luces multicolores que colgaban del techo. Había mesas y reservados cerca de las paredes para quienes deseaban sentarse, pero la mayoría de la gente permanecía de pie, ansiosa por no perderse un segundo de la acción que tenía lugar en el centro de la sala, donde un gran octágono se alzaba majestuosamente.
Los dos luchadores que acababan de terminar su combate abandonaban el ring, y el que había sido noqueado necesitaba la ayuda de tres personas para levantarse.
Violeta hizo una mueca al ver la sangre brotar de la nariz del perdedor. No podía comprender cómo alguien podía encontrar entretenimiento en dos personas golpeándose, ni cómo y por qué estaba allí en primer lugar.
Había tenido pocos momentos en su vida en los que se sintió insegura, y curiosamente, todos tenían un mismo denominador común. La idea de que alguien pudiera afectarla de esa manera la enfermaba. Después de todo, ella era Violeta Hódar, una empresaria que dirigía una de las industrias tecnológicas más grandes y exitosas del mundo. Desde que asumió el mando, nunca había dudado de sí misma. Entonces, ¿por qué no podía sentirse así ahora que estaba lista para enfrentar una de sus debilidades?
Estaba consternada, pero también decidida a cerrar un capítulo de su vida. Si no tenía el valor de hacerlo ahora, probablemente nunca lo haría. Aunque esta experiencia resultara ser un desastre, al menos tendría la certeza de haberlo intentado.
Se agarró del bolso que colgaba de su hombro y siguió empujando entre la multitud. La energía en la habitación nunca disminuía; al contrario, se intensificaba a medida que la gente se impacientaba, ansiosa por la siguiente pelea.
Después de lo que pareció una eternidad, finalmente logró atravesar la muchedumbre y llegar al otro lado de la sala, frente a la única salida. La sección VIP estaba acordonada, con un guardaespaldas de brazos cruzados en la entrada. El único gesto que le hizo fue levantar una ceja.
—Vengo a ver a Viktor —gritó por encima del bullicio.
—¿Nombre?
—Violeta Hódar. Me está esperando.
El guardia la miró de arriba abajo y luego se hizo a un lado, dándole permiso para pasar.
Detrás de él, había una mesa larga rodeada de sofás. Violeta no tardó en identificar al hombre que buscaba.
Viktor estaba sentado en uno de los sofás, muslo con muslo con una mujer de cabello castaño, rodeado de un grupo que lo escuchaba atentamente. Su voz, enérgica y cautivadora, resonaba desde donde ella estaba.
Era uno de los hombres de negocios más turbios de los que Violeta había oído hablar. Se decía que operaba en el mercado negro y, a pesar de ello, seguía libre. La policía, al parecer, no había encontrado pruebas sólidas en su contra. Eso, probablemente, explicaba por qué tenía tan pocos enemigos.
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Último Round // Kivi
FanfictionCuando Violeta descubre que su ex mejor amiga Chiara ha vuelto a Madrid y se ha involucrado en un oscuro club de boxeo clandestino, no puede evitar buscarla. Necesita respuestas sobre su repentina desaparición en el pasado, pero lo que descubre podr...