18. ¡PLOP!

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Con cada segundo que pasaba Violeta se sentía más aturdida, incapaz de encontrar palabras. Sus palmas comenzaron a sudar mientras miraba de forma alterna entre Miguel y Chiara, quienes parecían esperar que ella hiciera algo o, al menos, que reaccionara ante lo inesperado de la situación.

—Miguel...  ¿Qué haces aquí?

El chico frunció el ceño, su expresión de molestia ahora se mezclaba con una de notoria confusión.

—Te he estado llamando, pero tu teléfono está apagado. Se supone que debíamos ir a recoger a Álex y Denna al aeropuerto, ¿recuerdas?

—Oh, Dios mío —Violeta se llevó una mano a la cabeza, compungida—. Lo siento mucho, no he encendido el teléfono desde anoche. Se me había olvidado por completo.

Miguel la miró con incredulidad.

—Qué raro, nunca olvidas nada —echó una mirada cargada de significado en dirección a Chiara.

Los ojos de Violeta también cayeron en la morena, que, con los brazos cruzados y mirando hacia otro lado, parecía intentar desaparecer de la escena. 

La pelirroja volvió su vista hacia Miguel acercándose a él poco a poco.

—Es mi culpa, ¿de acuerdo? He perdido la noción del tiempo y ninguna de las dos nos hemos dado cuenta de la hora que era...

—¡¿Qué hace aquí?! ¡¿Por qué está aquí?!

—Estoy aquí porque ella quiere que yo esté aquí —apareció la morena en escena, sorprendiéndolos a ambos.

—No estaba hablando contigo —replicó el chico sin molestarse siquiera en mirarla.

—Estás hablando de mí, por lo tanto, también puedo responder.

—Si tan listilla eres, te sugiero que te quedes al margen.

—Chicos... —interrumpió Violeta, sin saber muy bien cómo frenar la confrontación que ya parecía inevitable. Era como ver dos camiones de frente a gran velocidad acercarse entre sí, sin poder hacer nada para evitarlo más que observar.

—¿Se supone que eso me tiene que intimidar? Lo siento, pero vas a tener que esforzarte mucho más para eso, detective.

Miguel giró rápidamente su cabeza hacia la magnate.

—¿Has estado hablándole de mí?

Violeta abrió la boca para responder, pero Chiara fue más rápida.

—Me ha hablado de muchísimas cosas, bastantes más que a ti, aparentemente.

—Chiara... —advirtió la pelirroja.

—Un poco atrevido por tu parte decir eso, considerando que no te he visto por aquí en años —replicó Miguel con veneno en su voz, visiblemente ofendido por las palabras de la morena—. No te hagas la experta sobre la relación que tengo con Violeta. La conozco mucho mejor que tú.

—Si realmente te sintieras seguro, no sonarías tan preocupado.

—Eso es gracioso, viniendo de alguien que a la mínima que se sintió insegura huyó lejos como una gallina.

—Vaya, ya veo que no has cambiado nada. Puedo ver que esa placa de detective ha inflado aún más tu ego. Claro, tiene sentido, necesitas algo para compensar lo pequeña que tienes la—

—¡Chiara! —interrumpió Violeta con aún más urgencia.

—Y tú tampoco has cambiado tanto, ya veo que sigues metiéndote en problemas... ¿te importaría explicarme de dónde sale ese ojo morado?

Último Round // KiviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora