CAPITULO IV

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Susurros en el viento.


Tengo sueños horribles, estas pesadillas me atormentan. Me estás abandonando, dejándome ahogarme en mi propio mar de emociones. Se que algún día este tormento terminará.



Cada detalle, cada palabra tuya es para mí, esas emociones faltantes en mi cabeza esperando que vuelvan. Para ti, tus ojos me dan esperanza, esa sonrisa, tu bondad, todo tu; lo deseo con fuerza. Todo mi amor guardaré hasta volverte a encontrar.



▪︎▪︎▪︎



- Si te preguntaran sobre el amor ¿Cuál sería tu respuesta? - pregunta Potter, con una sonrisa cálida.



- Escuché una frase peculiar hace mucho tiempo, la luna no se le dedica a cualquiera, solo a alguien muy especial.



Lo observo, él me mira detalladamente. Acostados en el césped cerca de un lago, el cambio de estación empieza, los árboles dejan caer sus hojas naranjas y rojas, el sol nos envuelve mientras el aire frío aparece.



- ¿Es tu respuesta final? Pensé que dirías sobre un amor incondicional.



- Soy diferente, únicamente respondí con una respuesta original - me río de su rostro incrédulo.



- Enserio que a veces no puedo contigo - dijo, sonriéndome.



- Que puedo decir, yo no te obligue a quedarte. Imagino que tus amigos saben a donde escapas cada mañana.



- La verdad, ellos no saben nada - dice nervioso - no me malinterpretes, adoro estar contigo, únicamente es complicado.



- Temes que no estén de acuerdo que tú estés conmigo ¿cierto? - digo, Potter duda antes de responder.



- No me importa lo que digan, tanto ellos y el mundo, gritaría fuerte al viento, que ¡Draco Malfoy es la mejor persona que he conocido en toda mi vida! - grita mientras se levanta para sentarse, volteandome a ver.



- Potter, me halagas - bromeo coqueto mientras pongo mi mano en mi pecho.



- Creí que dejarías de dirigirte hacia mí por mi apellido, yo dejé de hacerlo contigo - menciona un tanto desilusionado.



- Se pierde el encanto, además estoy acostumbrado a llamarte Potter, si te hablo por otro nombre sería raro - digo, restando le importancia.



- Di mi nombre - insiste.



- No. Vamos ni me mires así, no lo haré.



- ¡Hazlo! quiero escucharlo.



- No lo haré... !Bájate de mí! - salta sobre mí dejándome inmovilizado al agarrar mis muñecas cada una lado a lado de mí cabeza. Lo observó molesto ¿Qué le pasa? - ¿qué te sucede?

El Arte De SanarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora