CAPITULO I

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Trazos De Un Reencuentro.

Sintiendo una brisa fría mirando a través de la ventana, manteniendo fijo el terreno, unos árboles tan llamativos de ese color verde tan profundo, los pavorreales albinos cantando al otro extremo del jardín. Una pintura sin terminar en la esquina de la habitación, no es más que pura soledad.


Me relajo un poco, camino a la puerta tan lentamente, como si lo que estuviera a través de ella me comiera para no volver jamás. El miedo me consume rápidamente, teniendo la manija en mano, reúno fuerzas para salir de ahí lo más pronto posible. Un silencio tan profundo me envuelve a penas pongo un pie fuera de la habitación. Camino por el pasillo llevándome a la puerta principal, ningún rastro de alguien. Cierro las puertas detrás de mí, suspiro y sigo el camino hasta salir del terreno, me aparezco en un parque en Londres Muggle, pareciera como si el día estuviera triste.

Sentado debajo de un árbol, viendo de reojo a las personas pasar. La tranquilidad no duró mucho.

— Disculpa — dijo aquella voz, diciendo en un tono educado - Malfoy, que inesperado verte aquí, no es un lugar en el que imaginaría encontrarte con frecuencia; claro ya pasaron ocho años desde la última vez.

Levanto la mirada y lo primero que veo son sus distinguidos ojos verde, me quedo quieto sin decir nada, miro su rostro, mantiene una sonrisa, la misma nariz aguileña, pasó de tener los feos lentes redondos a unos lentes de forma cuadrada, tiene un aspecto esbelto y delgado como recuerdo, sigue igual con una estatura baja.

— Potter, supongo que es inesperado verte - respondo sin más, manteniendo una mirada seria, dirijo mi mirada a otro lugar que no sea su rostro.

— ¿Cómo fue tu vida en estos años? — pregunta, me mira acercándose lentamente, sentándose a mi lado. Percibo un leve aroma a chocolate.

— No me corresponde a mí responder esa pregunta.

— Claro, imaginaba que no te gustaría contarme, igual se me hace inusual verte sentado en el césped, años atrás igual sería extraño.

— No me hables como si fuera uno de tu séquito de amigos — respondo tomando una pausa, poniéndome tenso. Malos pensamientos llegan.

— Lo siento, estos últimos años estuve fuera de Inglaterra, antes no había tenido la oportunidad de viajar, ahora disfruto hacerlo.

— ¿Viajando? creí que te casarías con la Weasley menor saliendo de la escuela.

— No duramos mucho, cada quien tenía ideas diferentes para seguir su vida, de igual forma sigue siendo una gran amistad.

— Que gracia, al final no terminaron juntos, y recordar que la Weasley menor estuvo enamorada desde primer año, pero viajando, dime a donde tuvo la oportunidad de viajar el querido San Potter.

— Es raro decirlo así pero supongo que tienes razón, viaje por primera vez a Francia, Italia, Roma y Suiza, de vez en cuando regresaba a Inglaterra para reunirme con los Weasley.

— Creí que tomarías el puesto de Auror, pero ahora quien está al mando es Weasley.

— No era mi afición, era lo que todo mundo esperaba de mí — concluye, mirado al frente con una sonrisa leve, a pesar del poco cambio en su rostro, sigo recordando al mismo chico de diecisiete años muerto en los brazos del gigante. De nuevo el mismo malestar.

Mantiene de nuevo una sonrisa y su mano es la que esta alzada, únicamente lo miro incrédulo, debe estar bromeando, mi yo de once años lo hubiera mandado al carajo en este mismo instante, ahora, solo lo observo y suelto una risita, tomo su mano, realmente creo que he enloquecido, el mismo niño que vivió aceptando lo que hace catorce años anhele.

El Arte De SanarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora