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Jo sentía su mente extremadamente agotada.

El asesino llevaba semanas sin hacer un movimiento, no sabían si se había acordado o tenía un mejor o que diablos, pero había pasado más de un mes.

Sin señales de vida.

Por otro lado, los exámenes iniciaban y Jo se había dado cuenta por fin de que a pesar de que había sido un estudiante ejemplar en la secundaria una escuela pública no se comparaba al nivel de enseñanza que tenía una universidad tan prestigiosa como esa.

En algunas cosas estaba muy por debajo de sus compañeros y eso lo frustraba mucho.

Si bien Fuma se había ofrecido a ayudarlo el pelinegro tenía la paciencia de un perro rabioso encerrado en un sótano.

K le prestaba muy poca atención desde que había formalizado las cosas con Taki.

Y Harua... era complicado.

El peligris estaba cursando materias diferentes a las suyas, aún así había ofrecido ayudarlo con métodos de estudio y formas inteligentes de tomar nota, pero cada vez que Jo intentaba quedar con él Harua lanzaba alguna excusa tonta.

"Hoy tengo que lavar la ropa"

" Taki se quedo sin llaves otra vez"

"Heeseung me invito a su casa, tal vez la próxima"

"Me duele la garganta, creo que me voy a agarrar una gripe"

Jo se había cansado de preguntar.

Si había alguna razón concreta por la que Harua lo estaba evitando él la desconocía, y K solo se encogía de hombros cuando preguntaba si  Taki sabía algo.

—Harua es raro.—Respondía.

Pero Harua no era raro.

Si bien Jo había pensado mal de él en el pasado, solo adentrarse un poco más a la personalidad del peligris le había hecho cambiar de opinión.

Si, era malcriado y un niño rico, pero también era adorable, simpático, inteligente y amable.

E increíblemente hermoso, por supuesto.

Todavía le caía muy mal Heeseung, pero empezaba a darse cuenta de qué tal vez sus motivos si que eran egoístas.

El solo imaginarse confesando a Harua sus sentimientos lo hacia reír. Harua probablemente lo rechazaría amablemente y diría que estaba halago, lo cual sería mentira porque tenía chicos mucho más guapos y mejor posicionados socialmente detrás de él.

Eso generó una gran cantidad de frustración en nuestro protagonista de ojos violetas.

Era día de entrenamiento, su primer partido coincidía con la última semana de exámenes así que estaba extra estresado y sacándolo todo en el campo. Para cuando terminó apenas podía sentir sus músculos.

Normalmente caminaba hasta su dormitorio junto a K y a Fuma, pero ambos lo habían abandonado ese día, Fuma con la excusa de una cena familiar y K por una cita con su novio. No le importaba de todas formas caminar solo lo ayudaba a despejar sus pensamientos.

Para ser alguien con un oído superior al de un humano normal, Jo no oyó los pasos acercándose detrás de él. Y para ser alguien con una fuerza fuera de lo común, no pudo hacer nada cuando una persona lo asaltó desde atrás y puso un cuchillo en su garganta.

Se congelo por completo.

Entonces vió que otra figura se acercaba con un pasamontañas negro y supo que si no peleaba sería su fin. Consiguió doblar levemente el brazo que sostenía el cuchillo pero un puñetazo demasiado fuerte en el estómago le nubló la vista. Otro golpe en la cara lo hizo caer.

Síndrome de Alejandría | JORUA (&team)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora