Un nuevo día

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La alarma de mi teléfono sonó con una insistencia que casi me hace caer de la cama . Aún medio dormido intenté apagar ese invento del diablo para seguir durmiendo en la comodidad de mi cama (el que diga que ignorar la alarma y seguir durmiendo no es vida está loco) . Pero al parecer alguien no pensaba lo mismo.

—¡Henry!—La voz de mi hermano mayor, Aarón , resonó en todo el pasillo—¡Despierta de una buena vez!

Dios esa horrible voz , solo pude resignarme que en cualquier momento tendría que levantarme ¿Por qué tenía que ser tan temprano? ¿Por qué mi hermano era un obsesionado con ser puntual?, puras preguntas sin respuestas.

Me levanté como si mi vida dependiera de eso , bueno en realidad mi vida académica si dependía de eso. El sol ni siquiera había aparecido en el cielo, todo estaba en plena oscuridad, por lo menos el clima estaba frío, y el reloj apenas marcaba las cuatro de la mañana.
Alguien abrió la puerta de la nada, lo cuál casi produce que tenga un micro infarto.

—Vamos hermano apúrate un poco que no quiero llegar tarde.

Me volví a sentar en mi cama frotándome los ojos en un intento inútil de desaparecer el sueño «eso me pasaba por no dormir nada». Mientras que Aarón terminaba de abrir las cortinas de la ventana.

—Por favor, apenas son las cuatro de la mañana, escuchas, ¡Cuatro de la mañana! Y entramos a las siete ¿Por qué no puedo dormir solo cinco minutos más. No es justo.

Aarón sonrió con suficiencia y se cruzó de brazos—Porque soy el hermano mayor y se lo que es mejor para ti.

«Mejor mis huevos me estoy cagando de sueño».

—Aparte, hoy es un día importante para mí , tengo una presentación importante en la universidad y no puedo permitirme llegar tarde—No puedo evitar rodar los ojos.

—Claro, claro porque si llegaras un poco tarde se podría acabar el mundo ¿Verdad?

—No te burles—Me señaló —Algún día entenderás la importancia de ser puntual.

Me levanté de mi cama agarrando mi teléfono y acercándome a mi hermano.

—¿Y si no quiero entenderlo?—Él solo me dio una palmada en el hombro y me respondió.

—Si quieres madurar y crecer tendrás que entenderlo, pero piano a piano, por ahora cámbiate para que bajes a comer.

—No tengo hambre.

—Entonces solo baja y si quieres toma café, capaz lo amargado se te quita— dijo y salió de la habitación.

Suspire del cansancio y mire el teléfono, tres mensajes de mi padre, tire el teléfono en la cama.
No tengo cabeza para pensar en responder ahora ningún mensaje que venga de él.

—Bueno, bueno, organiza tus ideas un poco—ordene mi cama, me vestí con el informe de la institución «mas feo que vagabundo del centro» y por fin me decidí y bajé.

El olor a café apenas entre a la cocina termino de despertarme más el olor a empanada, pensándolo bien, como que si tengo un poco de hambre. Allí se encontraban mi hermanito menor Joshua que estaba sentado en la mesa concentrado comiendo y Aarón con una sonrisa triunfante en el rostro, mientras yo tomaba una empanada de la mesa.

—¿No que no tenías hambre?— dijo señalando la empanada.

—Cosas que pasan hermano, cosas que pasan— Respondo alzando los hombros con indiferencia.

—¡Henry!—Exclamó Joshua apenas me senté al lado de el en la mesa— Ayer me enseñaron a dividir de dos cifras.—Me cuanta de lo más feliz haciendo con las manos el número dos.

A tu lado estoy vivoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora