¡No lo soporto! (Papulince x Panafresco)

EL PLAN

Al volver a la oficina, Miguel sintió cómo cada paso hacia su escritorio aumentaba la pesadez en su pecho. La sola idea de tener que compartir el espacio con ese maldito cuck se le hacía cada vez más insoportable. Necesitaba hallar la forma de hacer que no siguiera en la empresa, pero, ¿cómo? Aún no tenía el suficiente mando para despedir a alguien, y si lo tuviera, su madre no le permitiría despedirlo. Tenía que pensar en alguna forma de solucionar este problema.

Mientras tanto, Luis mantenía una buena relación con sus compañeros de trabajo, especialmente con Diego. Aunque sus conversaciones se centraban en que Diego hablara mal de su superior, Pana Fresco. La amistad entre ellos crecía, y Luis se sentía a gusto en la compañía.

No le gustaba la idea de que todos en la oficina, y tal vez en toda la empresa, trataran tan mal a Miguel. Aunque lo veía como una persona arrogante con complejo de superioridad, podía entender que Miguel había crecido en un ambiente donde comportarse así era aceptable, por lo que no lo juzgaba, si no más bien lo comprendía.

Miguel, por su parte, seguía ideando su plan para deshacerse de aquel chico que le hacía pasar malos ratos, a pesar de que apenas habían interactuado. De repente, surgió una idea en su mente.

Pensaba en cosas tales cómo; sobrecargado de trabajo con tareas pesada, humillaciones sutiles en el trabajo y un comportamiento despectivo. Estaba seguro de que, tarde o temprano, Luis se cansaría de la situación, y decidiría marcharse por su cuenta.

Luego de la hora del almuerzo, Luis fue llamado a la oficina de Miguel por el mismo.

- Vete preparando psicologicamente. - Dijo Baiter mientras tocaba con sutileza el hombro de Papulince. - Cuando ese idiota llama personalmente a alguien nunca es bueno, así que te deseo mi más sentido pésame.

Diego apartó el hombro y soltó una risa leve al ver la expresión preocupada del chico, pensando para sí mismo: "Este chico no durará ni un día".

Luis llegó con algo de nerviosismo a la oficina de su superior esperando a que el mismo me diera la entrada.

- Sigue y siéntate. - Dijo Miguel sin siquiera mirarlo.

Luis siguió la instrucción de Miguel y lo miró con nerviosismo en su mirada, esperando saber por qué lo había llamado.

Miguel miró fijamente a Luis y dijo con tono firme:

- Se que te estás preguntando el por qué te llamé. - Mencionó mirandolo fijamente con una leve sonrisa. - ¿Juan Luis? ¿Verdad? Bueno, a partir de ahora, te asignaré varios proyectos simultáneos con plazos ajustados y requisitos complejos. Además, necesitaré que manejes tareas adicionales como soporte técnico y documentación extensa. También tendrás responsabilidades de gestión de proyectos. Necesito que te enfoques al máximo en esto.

Al escuchar las instrucciones de Miguel, Luis quedó atonito, sin saber cómo responder. Sus ojos se abrieron ligeramente, buscando las palabras adecuadas mientras procesaba la abrumadora carga de trabajo que acababa de recibir.

Pana Fresco observó al chico, mientras tenia una sonrisa apenas perceptible en su rostro, los ojos entrecerrados, demostrando satisfacción mientras su empleado procesaba las nuevas ordenes. Era evidente que Miguel encontraba placer en la situación, disfrutando el momento sin decir una palabra.

Luis finalmente tomó aire y, con un rostro confundido e incómodo, respondió:

- ¿Cómo es posible que me asignes todo esto? Apenas acabo de entrar a está empresa, con suerte se las bases más básicas de mi área.

- De acuerdo, si no puedes hacerlo es evidente que este puesto no era para ti. - Mencionó Miguel con tranquilidad. - Así que deja las cosas que alcanzaste a traer y vete directo a la salida, no necesito empleados flojos. - Dijo girando su silla para darle la espalda al chico.

Luis, evidentemente molesto, giró la silla de su superior y acercándose a su rostro para mirar directamente a sus ojos.

- ¿Crees que no me doy cuenta de lo que tratas de hacer, niño? Si piensas que con toda está mierda me vas a dar miedo, estás equivocado, Papu. ¿Crees que no sé qué no puedes despedirme? Que ingenuo, así que no, no voy a renunciar y tendrás que aguantarme todo el resto de tu vida en esta empresa.

Después de pronunciar esas palabras, Luis se levantó con enfado y salió de la oficina, dando pasos firmes y decididos. Su orgullo superaba su dignidad en ese momento; no se iría simplemente para no darle el gusto a alguien a quien antes consideraba porque pensaba que no era su culpa ser así, pero ahora pensaba en el como alguien que no merecía tener una pizca de consideración.

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Hola, yo de nuevo, ¿cómo se encuentran? Este capítulo demoró algo en salir a comparación de los otros, pero lo importante es que salió y espero les guste y nos vemos en una próxima actualización. 🫂

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