Mulan's dream [ABO]

EXTRA 3: Embarazados en apuros Pt. 3 - 3

Habían pasado unos meses desde que se casó con Lan Xichen, y estaba disfrutando plenamente de su vida de casado. Cada noche, Lan Xichen le hacía el amor dulcemente, susurrándole palabras de amor y llevándolo a las estrellas en un muy placentero orgasmo. Jiang Cheng no podía sentirse más dichoso y contento con el esposo que tenía, y sin duda creía que se había sacado la lotería con ese alfa.

Hoy era la primera vez desde que se casaron que amanecía solo en la cama. Una carta sobre la almohada le hizo saber que su esposo había tenido que regresar a Gusu por algunos temas de suma urgencia. Jiang Cheng no le dio mucha importancia, después de todo, sabía que Lan Xichen, como líder de secta, también tenía muchas responsabilidades. Ya había sido bastante codicioso acaparándolo para el solo y extendiendo su luna de miel estos meses.

Era hora de ponerse manos a la obra, después de todo, la reputación de su secta no volvería por si sola. Siendo un omega líder, sabía que no sería tan fácil ganarse la aprobación del pueblo, sobre todo porque muchos lo consideraban demasiado joven. Sin embargo, no pensaba darse por vencido, es por ello que empezó con la campaña de reconstrucción a través de todo Yunmeng y sus alrededores.

Muchos pueblos habían quedado en ruinas y hechos cenizas gracias a todas las catástrofes que trajo la guerra contra los Wen. Familias enteras se habían quedado sin un hogar, y muchas personas habían perdido a sus seres amados. Como líder, era su responsabilidad hacer que su pueblo se sintiera seguro. Es por ello que, junto a un grupo de discípulos, Jiang Cheng se dispuso a visitar los pueblos que más daños habían sufrido.

En plena primavera, y con un buen sol por la mañana, Jiang Cheng pensó que sería un lindo día, y que el radiante sol motivaría un poco a sus discípulos a hacer las cosas con más ánimos. Sin embargo, de repente una lluvia se desato cuando llegaron al primer pueblo que encontraron en ruinas.

Esta fue la primera lluvia de primavera.

Jiang Cheng miro a sus alrededores el pueblo que había sido reducido a cenizas, y se preguntó desde hace cuánto tiempo se encontraba en este estado. Viendo la situación, no creía que encontraría personas con vida, pero por si acaso dijo: —Busquen sobrevivientes. También rodeen el bosque y el lago cercano. Si encuentran algún cadáver, tráiganlo al centro del pueblo, todos merecen un entierro digno— y con aquellas palabras, todos se dispersaron.

Jiang Cheng decidió investigar por su cuenta, metiéndose entre las casas destrozadas y recogiendo algunos escombros en busca de cadáveres. Toda esta situación le daba un poco de pena, puesto que ninguna de estas personas tenía la culpa de nada y, sin embargo, fueron atacados cruelmente.

Inspeccionando por última vez una casa; que parecía haber sido un restaurante por la cantidad de mesas, se dispuso a salir para continuar investigando por otro lado. Sin embargo, un ruido en la parte de atrás lo alerto, y rápidamente desenvaino su espada. Acercándose con sigilo, se asomó por la entrada que supuso era la cocina. Movió la tela medio quemada para descubrir lo que había dentro, y grande fue su sorpresa cuando encontró a un pequeño niño casi en los huesos y muy sucio.

El pequeño parecía rebuscar algo entre los baúles calcinados, quizás un poco de comida para llevarse a la boca. A Jiang Cheng le dio mucha lastima el pequeño, y sin dudarlo, se acercó diciendo: —Hola.

El pequeño se sobresaltó, y asustado, intento huir. Sin embargo, Jiang Cheng fue más rápido que él y bloqueo su paso con un solo movimiento de Zidian. El pequeño, mucho más asustado, solo pudo quedarse quieto y temblar en su sitio. Parecía al borde de las lágrimas, así que Jiang Cheng se apresuró en aclarar: —No voy a hacerte daño, tranquilo. Soy Jiang Wanyin, líder de la secta Jiang. ¿Cómo te llamas?— su tono no era para nada dulce o empalagoso como el que empleaban otros adultos para hablar con niños pequeños, Jiang Cheng dijo todo esto con un rostro serio.