5- mis malas decisiones

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—¿A dónde crees que vas, bonita? —preguntan tras de mí. Me quedo pasmada y no me muevo de mi lugar. En un momento a otro siento unas manos posarse en mis caderas y vuelve a hablar: ¿Por qué mierda elegiste no hacerme caso? —Trago seco cuando siento su respiración en mi oreja y aprieto los ojos al ver hilos de humo negro recorriendo toda la habitación. —Habla, o en verdad me vas a hacer enfadar y destrozar todo a su paso, hasta la más mínima cosa. —me amenaza, y aunque yo quisiera hablar, ¿qué le podría decir? Solo quería salir con un chico normal. Siento cómo aprieta más mis caderas con sus manos. —Tienes dos opciones, Kaori. Uno: vuelves con él y tienen su cita más maravillosa hasta que un puto demonio se interponga y le arranque la cabeza. —Lo dice con un tono de voz amargo y furioso. —Dos: vienes conmigo ahora y tal vez él viva unos meses más. Tú decides. —me hace elegir. Obviamente debo escoger la primera, ni siquiera es justo.—Nada es justo en esta vida, ahora escoge rápido antes de que se me acabe la paciencia.
—dice tras de mí. Me da un beso rápido en el cuello y se separa de mí, caminando de regreso a la orilla de mi cuarto.
Respiro hondo y volteo para enfrentarlo —En verdad, los malditos demonios no sienten ni la más mínima empatía —escupo todo mi enojo que estuve conteniendo. —No, nada, no hay nada de esas mierdas aquí —dice señalándose con la mano. —Ahora vuelvo, le inventaré una excusa para que se vaya —digo en voz queda. —Qué considerada, Kaori —
sonríe sin gracias.
Camino hacia las escaleras y bajo con pasos lentos para tener tiempo de pensar más las cosas. Llego al final de las escaleras, respiro hondo, me dirijo hacia la entrada y enfrento a Apolo. —¿Lista? —me voltea a ver y me regala una de esas sonrisas suyas —Apolo, yo, Emm —suspiro y vuelvo a hablar —no creo que pueda ir, la verdad es que me siento un poco mal, me he peleado con Liam y necesito hablar con él. Y prefiero pasar esta noche en mi casa. En verdad lo siento por hacerte venir hasta aquí. —digo todo eso y siento cómo el rubor se expande por todo mi rostro. Apolo me ve desconcertado —oh bueno, creo que está bien, no te preocupes, entiendo. Entonces ¿Necesitas algo? —trata de comprenderme, aunque sé que no entiende el por qué y tal vez está molesto por mi cambio repentino de actitud. —No, gracias Apolo. Y de nuevo, perdón, en serio que quería tener una noche linda junto a ti, pero no va a ser posible en mi estado.
—Miento, aunque en verdad me siento agotada, lidiar con todo esto no ha sido fácil. —También lo quería, bueno, buenas noches Kao. Te veo mañana en la escuela y espero que todo salga bien con Liam. —dice mientras sale y cierra la puerta tras de él. Yo me quedo en el mismo lugar sin saber qué hacer ahora. Siento esa emoción donde todo te da vuelta y solo ves un profundo pozo donde no hay salida.
Voy de nuevo escaleras arriba, debo ir, mi plan B era ir con él y descubrir un defecto suyo y sacarlo de mi vida por siempre. Abro la puerta de mi habitación y lo veo justo donde estaba antes de irme. Me ofrece su mano y camino directo a él. No le correspondo y me quedo parada delante de él. —Va a hacer una noche estupenda, mejor que con la que ibas a tener con esa cosa inferior. Ahora, necesito que te cambies ese vestido, te queda jodidamente sexy. Pero quiero verte con el que te di. —me pide que cambie de vestimenta. Y la verdad es que yo sí quería ocupar esa hermosura.
Tomo el vestido de su caja y veo a Caleb con una ceja enarcada. —¿Qué? —pregunta. —Necesito que desaparezcas por un momento. —No planeo cambiarme delante de él ¿verdad? —No quiero. Y como por qué. Solo cámbiate, me mantendré en mi lugar, te lo prometo —me dice mientras se levanta una comisura de su labio formando una sonrisa de coqueteo. Suelto aire por la boca exageradamente y me dispongo a tomar el vestido e ir directo hacia la puerta para cambiarme en la habitación de mi madre. Hilos de humo negro se interponen entre la puerta y yo. —Aquí, bonita, cámbiate aquí. Déjame ver qué hay detrás de esa ropa —se lame los labios, lo miro con una mirada llena de odio. Empiezo a bajar el vestido hasta que la parte de arriba está descubierta. Se pueden ver mis pechos, porque decidí no usar sostén. Con este vestido no quedaba y se supone que nadie me iba a ver así. Lo dejo caer hasta mis pies.
Me dispongo a ponerme el otro vestido, pero con una ráfaga rápida me arrebata el vestido. Caleb lo toma entre sus manos y me observa de pies a cabeza mientras se muerde el labio inferior y se acerca más a mí, sintiendo su respiración entrecortada. Se agacha hasta quedar su cara a la altura de mis caderas. Me regala una sonrisa y comienza a ponerme el vestido rojo con delicadeza, como si fuera a romperme.

Cuando llega a la parte de mis pechos, se queda observando descaradamente. —Deja de verme y apúrate rápido, joder, —trato de voltear mi cara para que no vea que me he puesto nerviosa. Mientras desliza el vestido, siento la caricia de el dorso de su mano al tocarme los pechos.

Después de terminar de ponerme por completo el vestido, retrocede. —Ya está. Por todos los demonios, eres tan hermosa y sexy. Me gustaría seguir admirando, pero llegaremos tarde, —alza su mano y esta vez la acepto. Con un movimiento ágil, me jala hacia él y posa una mano en mi cintura. En un momento a otro todo lo que veo es una oscura neblina, unos cuantos segundos después empieza a disminuir y vislumbro un salón de gala. Lo corroboró cuando desaparece por completo la neblina.
—Bueno, bonita, no te espantes, tal vez habrá demonios en su forma natural. —me explica —¿Todos aquí son demonios? —pregunto algo obvio. Pero estoy demasiado sorprendida. —Sí, obvio —resopla. Empezamos a andar, todavía él posando su brazo en mi cintura y su otra mano sosteniendo la mía. Se para frente a alguien que siento que reconozco de alguna parte. —Caleb. Veo que trajiste a tu invitada. —dice el desconocido. Trato de recordar de dónde lo he visto. —Adán. ¿Todo está listo? —desvía lo que dijo y le responde con una pregunta. Abro mucho los ojos cuando me doy cuenta de quién se trata. Es aquel hombre acosador que me veía afuera del bus. —Tú, me estabas espiando en el bus. —digo con voz queda. —Oh, perdón, me atrapaste. Bueno, quería conocer a la mujer que tiene tan obsesionado a Caleb. —dice. _ Y no podía esperar hasta la maldita fiesta y no verse como un acosador_. Caleb ríe a lo bajo y niega con la cabeza. Me mira por un momento y vuelve hablar: puto acosador. No lo vuelvas hacer o te arrancaré los brazos. —despues se vuelve a mí —¿feliz bonita? —me pregunta, y es obvio que leyó mi mente.
—bien bien. No lo haré más, —dice mientras levanto las manos. —por cierto, Adam, mucho gusto.  Espero poder conocerte más. —se presenta. Caleb lo fulmina con la mirada —manten tu raya —suelta cada palabra.
—estás insoportable, bien, me voy, tenga una bonita noche. —con eso se retira. Todo se queda incómodo para mí. No se que hacer y que debería decir así que me quedo quieta en mi lugar.
—Bien bonita, ¿quieres probar alcohol de aquí? —dice de repente. Asiento, la verdad es que me da curiosidad. Me toma de la mano y caminamos a una mesa vacía, nos sentamos y él va por dos copas. Veo a mi alrededor y Caleb tenía razón, algunos tienen su forma demoníaca. Otros tienen la forma humano/demonio. Como Caleb. Lo veo llegar y trae dos copas consigo —Algunos demonios no tienen la capacidad de tener esta forma. Solo los de más poder pueden. —me aclara. Ya ni siquiera me sorprende que lea mi mente. —Oh, es sorprendente admito. —Bien, ahora pruébalo. —me invita a tomar una copa. Yo la agarro y lo primero que hago es oler, tiene un olor dulce a uva y alcohol, no es sorprendente pero sí su color, es rojo y tiene remolinos pequeños andando. Lo acerco a mis labios y respiro hondo. Le doy un sorbo. _Que Mierda, ¿por qué sabe jodidamente bien?_ Es un sabor que nunca he probado y no podría describir, pero en mi lengua siento un destello. —Creo que te ha gustado. Se llama aslinx. El sabor que desprende en tu boca es uno jamás conocido y hace que sientas un cosquilleo en tu lengua, te enamores de él en un instante.  —yo me quedo sorprendida mientras sigo tomando.  —ahora vengo. Necesito hablar con Adán.  —se levanta y me deja sola. Debo admitir que aslinx te embriaga rápido. Estoy un poco mareada. Pero sigo tomando, es adictiva.  —hola, ¿puedo hacerte compañía? alguien pregunta, levanto la mirada y es un chico, en forma humano/ demonio.  —oh sí.  —lo invito a sentarse.  —¿cómo te llamas?  —me dice con curiosidad  —Kaori, ¿mucho gusto?  —Kai. Igualmente, Kaori, eres muy linda por cierto.  —gracias, Kai.  —le regalo una sonrisa y sigo tomando. Miro a quel hombre, vaya que es atractivo. Sus rasgos bien definidos y unos ojos color azul, su cabello castaño lo lleva hacia atrás de una forma muy elegante.  —Quítate, Kai  —habla Caleb cuando llega a la mesa.  —Caleb, ya viniste, solo le estaba haciendo compañía
—se levanta y siento un ambiente de
rivalidad.—Ella no necesita tu compañía. Solo
estorbas. —comenta. —Alguien se puso celoso.  —ríe. Camina hacia mí y me toma de la mano. Fue un gusto, Kaori, espero volver a verte. —besa mis nudillos. Veo cómo Caleb arrebata su mano de la mía y lo empuja hacia atrás. —L.A.R.G.O —dice lentamente. Kai se ríe y agrega: esto va a ser divertido.
Cuando él desaparece entre la gente, Caleb voltea hacia mí —¿Quieres bailar? me quedo pasmada un momento, —me gustaría. —
Vamos al centro del salón, nos acercamos y me sostiene de la cintura. No me había dado cuenta de que venía con un traje que lo hacía lucir hermosamente sexy y su cabello está hacia atrás con dos mechones sueltos a un lado de su rostro. Creo que el alcohol me está haciendo efecto más rápido de lo que pensaba. Nos miramos de hito en hito y por primera vez le regalo una sonrisa, al mismo tiempo que se acerca y nuestros labios están a centímetros, yo reduzco el espacio haciendo que nuestras bocas se encuentren y sea un beso profundo...

[Comentario del autor]
Me he tardado mucho en subir el capítulo. Me disculpo por eso.
Es solo que no había tenido una semana fácil.
:(

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